domingo, 10 de agosto de 2008

LA VIDA DE LAZARILLO DE TORMES

Tratado Primero
El primer tratado comienza con Lázaro de Tormes contando la historia de su infancia. Su sobrenombre proviene del lugar donde nació, que fue el río Tormes. A los ocho años, su padre, Tomé González, fue acusado de robo y obligado a servir a un caballero en contra de los moros. Durante esta expedición perdió su vida. Lázaro y su madre, Antona Pérez, se fueron a vivir a la ciudad donde ella le cocinaba a los estudiantes y le lavaba la ropa a los mozos de caballos del comendador de la Magdalena. Ella comenzó a tener relaciones con un mozo llamado Zaide, y Lázaro aceptó la relación entre ellos porque notó que él traía mejor comida a la casa. Luego, nació el hermano por parte de madre de Lázaro, pero la felicidad les duró muy poco, porque Zaide robó y fue capturado y azotado. En un mesón conoc su madre a un ciego, al que le pareció que Lázaro le servía como guía. Su madre le dio permiso y Lázaro partió junto al ciego. El ciego era muy astuto y, más que cualquier otro, le enseñó a Lázaro lo difícil que era la vida. El ciego, también, era muy avaro y apenas le daba de comer. Cuando finalmente Lázaro se cansa de vivir con el ciego, éste engañó a su amo para que se diera contra un palo para poder salir de él.
Tratado Segundo
Este tratado Lázaro se encuentró con un clérigo. Lázaro acpetó el trabajo que le propuso el clérigo. A Lázaro no le fue muy bien en este trabajo, ya que el clérigo era avaro y no le alimentaba decentemente. Llegó el momento en el que Lázaro se cansó, y decidió robarle al clérigo el pan de la misa para poder comer. Para poder conseguir el pan, el sacó una copia de la llave del baúl dónde estaba el pan, y lo saco una noche, y se lo comió. Al el clérigo enterarse de ésto, decidió asegurar el baúl, pensando que eran ratones que se comían el pan, pero cuando encontró que era Lázaro, el lo despidió de su trabajo.
Tratado Tercero
Lázaro llegó a Toledo, donde, por quince días, vivió de limosnas. Un día, se encontró con un escudero de muy buena apariencia, quien fue su próximo amo. Su nuevo hogar fue una casa con poco alumbrado. La casa carecía de muebles. Lázaro entonces se dió cuenta que el escudero, aunque aparentaba ser un hombre de buena familia, en realidad era pobre. Para poder comer, Lázaro tuvo que mendigar, y darle parte de lo que recibía al escudero. Un día el gobierno de esa área prohibió el mendigar por las calles, y Lázaro, por suerte, consiguió comida a través de unas vecinas. El escudero estuvo sin comer por ocho días, hasta que consiguió un real para mandar a Lázaro a comprar comida al mercado. Más tarde los dueños de la casa del escudero vinieron a cobrar el alquiler de la casa, pero el escudero se excusó y desapareció. Lázaro se quedó una vez más sin amo.
Tratado Cuarto
Las vecinas llevaron a Lázaro a dónde el Fraile de la Merced, su próximo amo. Al fraile le gustaba mucho caminar y visitar. Tanto caminaron Lázaro y el fraile que en ocho días Lázaro rompió su primer par de zapatos. El fraile fue el primer amo en regalarle un par de zapatos. Lázaro se cansó de seguirlo y lo abandonó.
Tratado Quinto
En este tratado, Lázaro se encuentra con un buldero. El buldero engañaba, junto a un alguacil, a la gente, tratando de convencerla para que creyeran en sus ideales. Por ejemplo, ellos hicieron un "drama" para que la gente creyera en los milagros. Después de cuatro meses Lázaro dejó al buldero, y siguió camino.
Tratado Sexto
Su próximo amo fue un maestro pintor de panderos, con el cuál duró muy poco. Una vez, Lázaro entró a una Iglesia, dónde se encontró con un capellán, siendo éste su próximo amo. El capellán le dió a Lázaro un asno y cuatro cántaros de agua para ir a vender agua por la ciudad. Este fue el primer trabajo que tuvo Lázaro dónde ganaba comisiones todos los sábados. Estuvo en esas condiciones por cuatro años, y, ahorrando poco a poco, pudo comprarse su primera espada y ropa usada. Después de haber mejorado Lázaro su apariencia , dejó al capellán y también dejó su oficio.
Tratado Séptimo
Después Lázaro se asentó con un alguacil. Duró muy poco con él, porque le pareció que el oficio de su amo era peligroso. Llegó el día en el que el arcipreste de San Salvador vio a Lázaro y lo casó con una criada suya. Vivía muy bien con su nueva esposa, en una casa al lado del arcipreste. Luego comenzaron a formarse cuentos sobre su esposa y el arcipreste. La mujer de Lázaro lloró mucho por estos cuentos, pero Lázaro la tranquilizó. El decide no hacerle caso a los cuentos para que no hubiera una intervención en su felicidad. Finalmente llegó a un período de estabilidad en su vida, y para él no había nada mejor.

martes, 13 de mayo de 2008

hamlet

El rey de Dinamarca (padre de Hamlet) ha muerto, y, en su lugar, sube al trono su hermano Claudio, éste se casa con Gertrudis(la reina). Hamlet se entera por el Espectro de su padre que ha sido asesinado por su hermano Claudio, ya que se quería quedarse con el trono, lo mato poniendole veneno en la oreja. El Espectro le encarga a Hamlet que se vengue sin hacer daño a Gertrudis. Hamlet hace una alianza con dos guardias (Bernardo y Marcelo) y con su gran amigo Horacio para trazar un plan: se va a hacer el loco. El plan incluye repudiar a Ofelia de la cual esta enamorado. Hamlet escribe una obra de teatro llamada La Ratonera en la cual relata la historia del asesinato de su padre, esta obra es representada en palacio por un grupo de actores, el rey al contemplar el asesinato de su hermano representado en palacio se enfada.Hamlet echa en cara a su madre haberse casado con Claudio, traicionando asi a su padre. Mientras hablan Hamlet nota un bulto detrás de una de las cortinas de la habitación, se da cuenta que detrás de la cortina esta escondido escuchando Polonio. Hamlet mata a Polonio.Claudio todavía más furioso manda a Hamlet a Inglaterra y da orden de que lo maten. Pero Hamlet, prepara la muerte de los agentes del rey (Rosencrantz y Guildenstern) encargados de matarle.Durante el viaje de Hamlet, Ofelia se vuelve loca ya que su padre ha muerto y porque Hamlet, su amado, la ha abandonado. Como esta loca, se suicida ahogándose en un río.Laertes decide vengar la muerte de su hermana y de su padre (Polonio) y se encuentra con Hamlet, que ya ha vuelto de Inglaterra, en la tumba de Ofelia.El rey es el que ha preparado el duelo entre Laertes y Hamlet, asi que le da a Laertes una espada envenenada para que le sea mas fácil matar a Hamlet.En la lucha se intercambian las armas, y como los dos han sido heridos con la espada envenenada, mueren ambos.La reina se bebe una copa de vino envenenada, que iba destinada a su hijo y tambien muere, pero Hamlet antes de morir, asesina a su tío Claudio.
El príncipe de Noruega (Fortinbras) prepara un funeral en honor a Hamlet.

martes, 8 de abril de 2008

rey edipo

(Orden lógico-causal)
En una época Layo y Yocasta gobernaban la ciudad de Cadmo, era un reino muy fructífero en todos los aspectos, sin embargo, un día por obra de los enviados del dios Apolo, llegó a oídos de los reyes una profecía la cual se cumpliría en algún tiempo.
Tal predicción consistía en que el hijo de Layo se habría de convertir en su asesino y en el esposo de su madre a la cual también le tendría que engendrar hijos. Después de un tiempo, los reyes de los Cadmeos, tuvieron un hijo al cual Layo mandó a matar con uno de sus siervos porque tenía miedo de que su primogénito le diera muerte; a los tres días de nacido, el niño tenía perforados los pies por un garfio de hierro e iba a ser arrojado desde la montaña Citerón, pero el siervo que tenía un noble corazón, no cumplió las órdenes de su rey y llevó al niño a otro reino cerca de Cadmo.
En Corintio, el siervo regaló al bebé a un empleado de los reyes de dicho lugar, el cual condujo al niño hasta el palacio real donde Pólibo y Merope (los reyes) adoptaron a aquél inocente.
Después de unos años, el bebé creció con el nombre de Edipo, nombre atribuido por las heridas de sus pies; un día Edipo se encontraba en una fiesta en la cual una persona ebria le dijo que los reyes de Corintio no eran sus verdaderos padres, así mismo le hizo saber acerca de la profecía que estaba marcada en su destino la cual decía que en un tiempo Edipo habría de matar a su padre y casarse con su madre. Lleno de incertidumbre, el soberano consultó con sus padres el comentario del borracho, pero sus padres negaron rotundamente aquel chisme.
Como Edipo había comprobado que sus verdaderos padres eran Pólibo y Merope, salió del reino para no cometer ninguna de las atrocidades que estaban establecidas, y un día vagando por el cruce o intercepción de tres caminos, se encontró con una caravana de hombres que custodiaban un carruaje, pero como el conductor lo empujó, Edipo lo atacó y finalmente mató a todas las personas que iban ahí menos a un siervo que logró escapar.
Luego, Edipo llegó a Cadmo y salvó al pueblo del tributo que le daban a la esfinge y así la población lo coronó rey y se casó con Yocasta, juntos gobernaron el reino y tuvieron cuatro hijos, dos varones y dos mujeres. Cierto día en la ciudad de Cadmo, la población de ese lugar encabezada por los ancianos, pide ayuda a su rey para que acabe o busque un remedio contra las enfermedades que están azotando a todas las personas y que están matando a niños, mujeres, adultos y ancianos. Edipo decide ayudarlos porque no le queda otro remedio ya que él es una persona muy importante para Cadmo.
Entonces el rey manda a su cuñado llamado Creonte a visitar al dios Apolo para que éste le diera un consejo y así acabar con la peste de la cual sufría su patria, al regresar a Cadmo, todavía encontró a los ancianos en reunión con el rey, por eso dijo las instrucciones del dios frente a todos ellos. Apolo había dicho que se acabarían los padecimientos si se resolvía un crimen que fue cometido hace mucho tiempo y que por obra de la esfinge ya no es asunto para recordar por ninguno de los ahí presentes; se tenía que aclarar el asesinato del rey anterior a Edipo llamado Layo.
Después de oír éstas palabras, el rey Edipo hizo, muchas sanciones al que fuera el culpable y mandó a toda la población en busca de aquel asesino que mató al anterior rey. Una acusación era el exilio otra, que nadie le abriera las puertas de su casa y, otra más era que nadie le podía hablar ni admitirlo en sus plegarias o sacrificios porque era todo un criminal y debía ser castigado. Todo lo que se sabía y lo que se decía del asesinato de layo era que lo habían matado unos bandidos.
Por otra parte, una vez que hubo terminado la reunión de Edipo y el pueblo de Cadmo, se apareció ante el rey un adivino llamado Tiresias el cual dijo al gran gobernante que moderara sus palabras y acusaciones ante el asesino que aún no conocía ya que de lo contrario le podían pasar cosas muy malas; sin embargo, Edipo no hizo caso a éstas palabras del adivino que provocaron su enojo y cólera, así que lleno de coraje el soberano insultó mucho a Tiresias y lo echó de su palacio.
El pobre ciego (adivino), también se enojó e insinuó al gran rey la culpabilidad de tal asesinato, pero Edipo no se dejó y lo acusó de complicidad con Creonte para quitarle la corona y quedar su cuñado como único y legítimo rey, después de éstas últimas palabras, Tiresias se fue.
Edipo se quedó pensando en lo que le había dicho el adivino, así que habló con Creonte, su cuñado para aclarar el mal entendido, pero todas las explicaciones por parte de su cuñado fueron en vano, ninguna hacía cambiar de parecer en Edipo la idea de fraude y complicidad por parte de Creonte y el adivino.
Después, el magnánimo rey de Cadmo, habló con su esposa Yocasta, la cual le dijo que no se afligiera con todo lo que le habían dicho ya que era seguro que nada de lo mencionado por el adivino podía ser verdad, y así en el gobernante cesó por un rato su duda.
Luego de un tiempo de hablar con su mujer, ésta le indicó que hace mucho tiempo ella estuvo casada con Layo, el rey que yacía muerto, y que de él tuvo un hijo. Una terrible noticia había llegado a sus oídos por parte del oráculo de Apolo, tal profecía decía que el hijo de Layo habría de matar a su padre, casarse con su madre y engendrarle hijos, es decir, que el hijo de Layo habría de ser su asesino, esposo de su esposa y padre de sus hermanos.
También a Layo en ese tiempo le había llegado tal noticia, por lo que él optó por atar al niño de los pies, y llevarlo hacia las afueras de Cadmo para matarlo. Yocasta del mismo modo le dijo a Edipo que el rey Layo en el momento de su muerte iba acompañado de unos siervos, y de los cuales sólo sobrevivía uno que había sido mandado lejos por temor a Edipo, porque en el momento que vio a Edipo, sus ojos se llenaron de miedo y desesperación por lo que pidió un cambio de lugar de trabajo, lejos del rey.

Posterior a esto, Edipo hizo llamar a aquel siervo para aclarar sus dudas, pues ya sospechaba ser el asesino de Layo. Enseguida, llegó un mensajero a palacio, el cual daría noticia al gobernante Edipo; el enviado decía que el rey había heredado la fortuna de su padre Pólibo que estaba muerto y que por tal motivo debía ir a su lugar de origen para reclamar la corona y el reino de Corintio
Luego de oír éstas palabras del mensajero, Edipo no sospechó más de su inocencia en el asesinato, pero también recordó que un día le hicieron llegar una noticia parecida a la que oyó Yocasta que consistía en que, en un tiempo Edipo iba a matar a su padre y se habría de casar con su madre para tener hijos con ella, por tal motivo recordó que se fue de su lugar de origen y en un camino se encontró con un grupo de personas que custodiaban un carruaje, uno de los conductores empujó al joven y éste mató a todos los que iban ahí, menos a uno que logró escapar. Con tales reminiscencias, el rey de Cadmo, pensaba en su inocencia y en su culpabilidad al mismo tiempo que también temía por todas las sanciones puestas al culpable por él mismo.
Después de ésta noticia llegó uno de los criados de palacio el cual anteriormente había ayudado a Layo a deshacerse de aquel hijo que le iba a quitar la vida al rey.
Éste criado, le dijo a Edipo que hace mucho tiempo de sus propias manos le hizo entrega a una persona de las afueras de Cadmo, un niño, el cual fue crecido en una familia buena, y eso era todo lo que sabía.
Con todas éstas indagaciones a Edipo le llegaba a la cabeza la idea de que él era el asesino de su padre Layo y que se había casado con su madre Yocasta para tener hijos, inmediatamente de pensar y poner al descubierto al culpable, la buena madre y esposa de Edipo se suicidó debido a todos lo problemas que tenía y todas las faltas y orgías que había cometido con sus propio hijo.
Edipo lleno de culpa, se quitó la vista y mandó llamar a Creonte su cuñado, el cual iba a castigarlo y habría de ser testigo de las profecías cumplidas, dichas por el oráculo de Apolo. Creonte fiel servidor de Cadmo, exilió a Edipo que antes de irse se despidió de sus hijas y pidió a su cuñado y tío que cuidara de sus tesoros más preciados, por que él desde donde estuviera no podría hacerlo; con esto automáticamente Creonte quedó como rey de Cadmo y Edipo se marchó.
Así fue como Edipo, en un tiempo rey de Cadmo, mató a su padre, se casó con su madre y tuvo hijos con ella sin saberlo y fue el más desdichado de los desdichados.

ANTIGONA

La tragedia comienza en el amanecer del día siguiente del final de la guerra, el día en el que los dos hijos de Edipo, Polinices que ha conducido el ejército de los argivos contra Tebas, y Eteocles que la ha defendido, se han dado muerte mutuamente. Son las dos hijas de Edipo las que están en escena. Antígona pide a su hermana Ismene que la ayude a enterrar a Polinices, contraviniendo el mandato de Creonte, que ha ordenado que, como castigo al traidor, su cadáver quede insepulto. Pero ésta, alegando que de siempre había sido una persona temerosa e indecisa, no le prestó su ayuda y cuando le prometió no decirle nada a nadie, Antígona insistió en que no se lo callara.
La llegada del Coro, formado por ancianos y nobles tebanos, trae el saludo al nuevo día, el día de la victoria y, sobre todo, de la paz tras los horrores de la guerra. Han sido llamados por el nuevo gobernante aunque aún no saben la razón.
Hace su aparición Creonte y, antes de anunciar su primera disposición, expresa su confianza en que esos nobles y ancianos tebanos le sirvan a él con la misma fidelidad que ya mostraron a Layo y Edipo, sus antecesores. Es entonces cuando anuncia su prohibición de que se cumpla con el sagrado deber de enterrar a Polinices, el “hermano traidor” y que, en cambio, a Eteocles le rindan homenaje como defensor de la ciudad. El coro es consciente de la gravedad de esa ley, de lo que supone de atentado contra las leyes religiosas, pero, a fin de cuentas, están sujetos también a esa orden y están convencidos de que nadie sacrificaría su propia vida por contravenirla.
Sin embargo, están equivocados, como muestra la llegada de uno de los soldados encargados de vigilar el cadáver de Polinices para anunciar que alguien ha contravenido la ley y ha realizado ritos funerarios en su honor.
Más tarde los guardias traen detenida a Antígona, porque ha sido ella la que ha violado esas leyes para mantenerse fiel al deber sagrado debido a los muertos. Creonte le preguntó si era ella quien había cubierto el cuerpo de Polinices y afirmó q sí, que había sido ella y nadie más; pero Creonte no la creyó y pensó que Ismere tenía algo que ver, pues la había visto muy inquieta y mandó traerla a su presencia. Ismere había cambiado de idea, y sin haber participado en los hechos le dijo a su tío Creonte que ella había ayudado a Antígona.
Tras mandar a ambas a una celda, aparce Hemón, hijo de Creonte y prometido de Antígona. La intransigencia de Creonte se convierte ya en ceguera, porque es incapaz de percibir que su condena a Antígona alcanzaría también a Hemón, lo que el Coro señala como algo que podría afectar al futuro del reino a través de su heredero, ya que son dos ahora las muertes que esa inflexible orden de Creonte puede causar. Pero nada hace cambiar la opinión de el gobernante que decide dejar en libertad a Ismere mientras que a Antígona la iba a dejar abandonada en una cueva con un poco de comida, la iba a enterrar en vida, para que así “su muerte no salpicara a la ciudad”.
La entrada de Antígona, camino de su mortal destino, nos la muestra cambiada. Ha perdido su altivez y la seguridad inicial. Increpada por Creonte y abandonada por todos, incluso por el Coro, su monólogo de despedida no es un canto de triunfo, sino de tristeza, nostalgia y desolación. De abandono frente a un deber con el que ha cargado en soledad y que no emprende ya con la altivez del triunfo.
La llegada del anciano Tiresias anunciando negros presagios llena a Creonte de inquietud. En un principio se niega a aceptar su error, pero su seguridad se desmorona y, atemorizado, intenta evitar que se cumpla la condena de Antígona.
Pero cuando llegó adonde se encontraba ésta, vio como estaba ahorcada y como agarrado a su cintura estaba su hijo Hemón, que había cargado su espada contra él, se la había clavado en el pecho, y en consecuencia había muerto. Volviendo a su palacio, con su hijo en brazos, encuentra que su esposa, Eurídice, no había podido soportar la muerte de Hemón y también ella decidió quitarse la vida.
Éste es el papel que le queda a Creonte. Por haber castigado a su sobrina, pues ésta había dado sepultura a Polinices, después de que éste muriera en combate contra su ciudad natal, Tebas, y de la que es Creonte el máximo representante, su hijo y heredero, Hemón , y su esposa, Eurídice, habían muerto. Tuvieron que morir muchas personas para que al final de la obra y sin remedio, Creonte se diera cuenta de su gran error, de que una persona, por mucho poder político que tenga, siempre está por debajo de los dioses y de las leyes “escritas” por ellos.
Personajes:
Antígona: Es la protagonista indiscutible de la obra. Desde el principio tiene muy claro lo que tiene que hacer y lo que debe hacer, pasando si hace falta por encima de los edictos del Rey de Tebas, su tío Creonte. Es consciente del peligro que corre, al querer dar sepultura a su hermano Polinices, pero ella antepone la necesidad de no fallar a sus antepasados a su propia vida. Ella dice llevarse por las leyes marcadas por los dioses, y no cree que ningún mortal pueda tener tanto poder como para anteponerse a los dioses: “No era Zeus quien imponía tales órdenes, ni es la Justicia, que tiene su trono con los dioses de allá abajo, la que ha dictado tales leyes a los hombres, ni creí que tus bandos habían de tener tanta fuerza que habías tú, mortal, de prevalecer por encima de las leyes no escritas e inquebrantables de los dioses. Que no son de hoy ni de ayer, sino que viven en todos los tiempos y nadie sabe cuando aparecieron. No iba yo a incurrir en la ira de los dioses violando esas leyes por temor a los caprichos de hombre alguno[...]Así que a mí, al menos, sucumbir en este lance no me duele mucho ni poco: el que el hijo de mi misma madre una vez muerto quedase insepulto, eso es lo que me dolería. Lo demás a mí no me duele. Y si te parece que es locura lo que hago, quizás parezco loca a quien es un loco” Antes de que sea abandonada en la cueva, cuando la llevan de vuelta al palacio, Antígona parece haber cambiado y comienza a sentirse sola ante su muerte: “Sin llantos, sin amigos, sin himeneos, me llevan ya, triste de mí, a este viaje inevitable. Jamás me será dado ya, desventurada, ver el sagrado ojo del día; y mi muerte, muerte sin llantos, ningún ser amigo la llora” Al final, como Creonte, es castigada, pero con menos crueldad que a éste, ya que Sófocles castiga su dogmaticidad, pero no sus ideas, que probablemente comparte con el autor. Su muerte acarrea la muerte de Hemón, y la de éste conlleva la de su madre, Eurídice.
Creonte: Es el Rey de Tebas, padre de Hemón y tío de Antígona, Ismere, Polinices y Eteocles. Cree tener la razón cuando determina que Polinices no debe recibir sepultura, ya que a luchado contra su ciudad natal, pero no piensa en las consecuencias que puede traerle esa decisión. Es un hombre soberbio, y el poder no le deja ver más allá de sus narices:”...y quien se propase a faltar las leyes o pretenda imponer las suyas a la autoridad, este tal no será quien escuche alabanzas mías. Al que la ciudad ha colocado en el trono, a ése hay que obedecerle, en lo pequeño y en lo justo y en lo que no lo es” “¿Y la ciudad va a dictarme a mí lo que yo tengo que mandar?”, también es tremendamente machista: “...Que a mi, mientras viva, no me domina una mujer”
Solo se muestra indeciso cuando su adivino, Tiresias, le advierte de las consecuencias que puede traer su decisión, aunque en un principio tampoco le hace caso. Al final, y tras los vaticinios de Tiresias, decide ir él mismo a salvar a Antígona: “Me voy yo mismo, así, sin más [...] Que yo, pues éste es el consejo que he tomado, yo lo he hecho, yo lo tengo que deshacer por mí mismo. Me voy temiendo que es lo mejor llegar al fin de la vida respetando las leyes establecidas” Ahí comienza a darse cuenta de sus errores, pero no será hasta el final de la obra, cuando encuentre a su hijo y a su mujer muertos, cuando se de cuenta de que ha excedido sus limitaciones, y que se ha visto sobrepasado por el poder: “¡Ay de mi! A nadie, a nadie sino a mí se culpe jamás de este crimen. Yo te he muerto, hijo; yo, desdichado, lo confieso abiertamente. Sacadme de aquí, ¡oh siervos!, cuanto antes; sacadme fuera; yo ya no existo, yo ya no soy”. Sófocles le castiga duramente, ya que él se decanta claramente por “las leyes no escritas”, las leyes divinas.
Ismere: Es la hermana de Antígona, Polinices y Eteocles la sobrina de Creonte. Al principio se escandaliza cuando su hermana le cuenta sus planes para poder enterrar a Polinices, le dice que está loca y decide no prestarle su ayuda: “... Y ahora a nosotras dos, solas como hemos quedado, ¿qué muerte más atroz no nos espera, dime, si, a despecho de la ley, desafiamos los edictos y el poder del tirano? [...] Yo al menos pediré a los muertos que me lo dispensen, porque cedo ante el poder y acataré la autoridad constituida. Entremeterse demasiado es falta de juicio” Además es un personaje tremendamente obediente para con su tío, para con el Rey de Tebas.
Cuando es llamada por Creonte a su presencia, ésta admite haber tenido que ver con la sepultura de Polinices: “Mío es el hecho, si ésta me lo consiente; tengo parte en la culpa, cargo con ella”, lo que Antígona se niega a oír. Al final de la obra, es uno de los pocos personajes que no muere.
Hemón: Es el hijo de Creonte y el prometido de Antígona. AL principio de su aparición se muestra muy obediente con su padre y con la decisión tomada por éste: “Padre, tuyo soy. Tú me guíes dictando buenos consejos, que yo lo seguiré. No hay para mí bodas ni partido más aceptable que tu sabia dirección” Pero intenta convencerle de que se está equivocando, y de que todo el pueblo está en contra suya:”... con todo, también otros pueden tener un buen pensamiento. A mí me toca naturalmente observar qué es lo que dicen por ahí o hacen o censuran de tus cosas, porque al ciudadano sencillo le infunde demasiado respeto tu presencia para poder decirte cosas que te han de irritar con sólo oírlas. A mí, en cambio, me es dado escuchar en la sombra como llora toda la ciudad a esta doncella, porque siendo la que menos lo merece de todas las mujeres, mueren afrentosamente en pago de acciones las más nobles, porque no consintió que su hermano muerto en la guerra quedara insepulto, pasto de perros carniceros o de alguna ave de rapiña. ¿No es tal mujer digna de dorada recompensa?[...]No vivas casado con tu propia opinión, aferrado en que como tú las dices así son las cosas y nada más[...]Por más sabio que sea, nunca es humillante para un hombre el aprender en muchos casos de otros y el no aferrarse en demasía”. En último lugar, pasa de la obediencia a la discusión con su padre, en la que intenta convencer a su padre de que ha perdido la razón y que el asunto se le está escapando de las manos. Su aparición termina con estas palabras a su padre, que quería matar a Antígona delante de él, por su irreverencia: “¡Cerca de mí no! No lo creas, no; ni ella muere junto a mí, ni tú vuelves a ver mi cara con tus ojos; pasea tu frenesí entre aquellos de los tuyos que te quieran aguantar” Al final de la obra, se marcha donde está encerrada su amada y con su espada se quita la vida, agarrándose, con su último aliento de vida a Antígona.
Tiresias: es un invidente, anciano y adivino de Creonte: “Príncipes de Tebas, dos venimos juntos acá con la vista de uno solo; pues así son los viajes de los ciegos, de la mano de un guía” Es el protagonista que únicamente hace cambiar de opinión a Creonte, aunque no desde el principio de su intervención, y le avisa de las desgracias que puede sufrir por sus decisiones sumamente prepotentes y dogmáticas: “Y tú ten por muy cierto que no han de cumplirse ya muchas vueltas del sol en su veloz carrera sin que tú mismo veas entregado, muerto por muerto, a un hijo de tu propia sangre; porque tienes echado al mundo de abajo a quien es del de arriba, encerrando indignamente a un vivo en una tumba, y retienes aquí a un cadáver, posesión de los dioses infernales, sin sepulcro, sin exequias, sin respeto. Todos son atropellos cometidos por ti [...]Pasará un tiempo, nada largo, y llenarán tu propio palacio lamentos de hombre y lamentos de mujeres...” Esta intervención produce un cambio radical en el comportamiento de Creonte.
Corifeo: Es el presidente del Coro de ancianos de Tebas. Representa la máxima autoridad después del Rey y se muestra muy cuidadoso a la hora de hablar con éste.
Desde el principio sabe las consecuencias que puede traer la decisión tomada por Creonte, pero no se atreve a decírselo directamente, solo parece dispuesto cuando, después de los vaticinios de Tiresias, Creonte parece que ya ha entrado en razón: “Rey, se ha ido el hombre; misteriosos vaticinios ha pronunciado; desde que voy dejando blanco este cabello, antes negro, nos consta que jamás dictó profecías falsas a nuestro pueblo”
Es el personaje que recomienda a Creonte que deje libre a Antígona, y que entierre a Polinices: “Ve, y a la niña líbrala de aquella lóbrega morada, y al muerto ábrele una tumba”

miércoles, 21 de noviembre de 2007

el arte de la guerra

¿Qué debo hacer si soy más fuerte y dispongo de más fuerzas que mi enemigo?Esta es la pregunta de una persona inteligente. Cuando tus fuerzas son mayores y más poderosas, pero todavía preguntas como emplearlas, esta es la forma de garantizar la seguridad de tu nación. Cambia el mando por una fuerza auxiliar. Desordena las tropas en filas confusas, para que el adversario se confíe y entonces seguramente entrará en batalla. ¿Qué debo hacer cuando el enemigo es más numeroso y más fuerte que yo? Ordena que la vanguardia sea replegable, asegurándose de esconder la retaguardia, de forma que la vanguardia pueda retirarse con seguridad. Despliega las armas de largo alcance en la línea de frente, las armas cortas atrás, con arqueros móviles para apoyar una presión sostenida. Haz que la fuerza principal quede inmóvil y espera a ver qué es lo que el enemigo puede hacer. ¿Cómo se debe atacar a los que está desesperados? Espera hasta que encuentren un medio de sobrevivir. ¿Cómo se ataca a fuerzas iguales? Hay que confundirlas y dividirlas. Concentro mis tropas para separar las del enemigo sin que éste se de cuenta de lo que está sucediendo. Sin embargo si el enemigo no se divide, asientate y no te muevas; no luches cuando no haya duda. ¿Hay alguna forma de atacar una fuerza diez veces mayor que la mía? Sí. Ataca cuando no estén preparados, actúa cuando menos se lo esperen. ¿Cómo puedo hacer que mi ejército siga las órdenes de una forma habitual? Sé digno de confianza de una forma habitual. ¿Son puntos críticos las recompensas y los castigos para los guerreros?No. Las recompensas con medios de alentar las tropas, de hacer que los que luchan no se preocupen por la muerte. Los castigos son medios de corregir el desorden haciendo que las tropas respeten la autoridad. Ambos pueden reforzar la oportunidad de victoria, pero no son los elementos cruciales. ¿Son puntos críticos para el arte de guerrear, la planificación, el impulso, la estrategia y el engaño?No. La planificación es un medio de reunir un gran número de personas. El impulso se utiliza para asegurar que los soldados luchen. La estrategia es un medio de ***** desprevenido al enemigo. El engaño es un medio de frustrar la oposición. Todos estos elementos pueden aumentar las posibilidades de ganar, pero no son los elementos más cruciales. Entonces, ¿Qué es lo que es crucial? Evaluar la oposición, imaginar las zonas de peligro, garantizar la vigilancia del terreno..., son los principios generales para los jefes. Garantizar tu ataque allí donde no haya defensa es lo esencial para el arte de la guerra. ¿Para que son los soldados rasos?Los jefes con conocimientos no esperan el éxito sólo confiando en los soldados rasos. --------------------------------------...Una milicia no debe confiar en una formación fija; esto es lo que ha sido transmitido por los sabios de la antigüedad. La victoria en la guerra es una forma de preservar las naciones que están a punto de perecer y de perpetuar las sociedades que van a morir; el fracaso en la guerra consiste en perder territorio y en vez amenazada la soberanía. Es por esto por lo que debe examinarse los asuntos militares. Sin embargo, aquellos que disfrutan del militarismo perecerán; y aquellos que ambicionan la victoria sufrirán la desgracia. La guerra no es algo para disfrutar, la victoria no ha de ser un objeto de ambición. Actúa sólo cuando estés preparado. Cuando una plaza es pequeña, pero su defensa es firme, eso significa que tiene suministros. Cuando hay pocos soldados, pero el ejército es fuerte, eso significa que tienen un sentimiento del sentido de la lucha. Nadie en el mundo puede ser firme y fuerte si lucha sin suministros o sin el sentimiento del sentido de la lucha. Cuando sabes que los soldados son dignos de confianza, no dejes que otros los atraigan para sí. Lucha sólo cuando estés seguro de ganar, sin dejarlo saber a nadie. La capacidad de desplazar a un ejército en el acto es una forma de estar preparado contra los que son más fuertes. Una fuerza expedicionaria móvil y ligera de tropas especialmente entrenadas se utiliza para oponerse a un ataque relámpago. Los ricos no están forzosamente seguros, los pobres no están necesariamente inseguros, la mayoría no prevalece necesariamente, las minorías no fracasan forzosamente. Lo que determina quien gana y quien pierde, quien está seguro y quien en peligro es su ciencia, su estrategia. Si el número de tus adversarios es mayor, pero eres capaz de dividirlos de forma que no puedan ayudarse unos a otros, existe un modo de ganar. Los gobiernos inteligentes y los generales con conocimiento de la ciencia militar deben prepararse primero; después pueden lograr el éxito antes de combatir, de forma que no pierden un posible logro exitoso después de luchar. Por ello, cuando los guerreros salen con éxito y vuelven sin ser heridos, entienden el arte la guerra. Aunque un ejército enemigo tenga muchas tropas, un experto puede dividirlas, de forma que no puedan ayudarse entre sí cuando son atacadas.Si tú equipamiento no es eficaz, mientras que el enemigo está bien preparado, tu ejército será aplastado. Los jefes deben ser justos; si no son justos, carecerán de dignidad. Si carecen de dignidad, carecerán de carisma; si carecen de carisma, sus soldados no se enfrentaran a la muerte por ellos. Por esta razón, la justicia es la cabeza del arte la guerra. Los jefes deben ser humanos, si no son humanos, sus fuerzas no son eficaces. Si sus fuerzas no son eficaces no logran nada. Por ello, la humanidad constituye las tripas del arte la guerra. Los jefes deben tener integridad; sin integridad no tienen poder. Si no tienen poder, no pueden obtener lo mejor de sus ejércitos. Por ello, la integridad es la mano del arte la guerra. Cualquiera que tenga forma puede ser definido, y cualquiera que pueda ser definido puede ser vencido. Cuando las personas obedecen las normas sin recompensa ni castigos, se trata de órdenes que pueden ejecutar. Cuando los de arriba son recompensados y los de abajo son castigados, más incluso si el pueblo no quiere obedecer las órdenes, se trata de órdenes que el pueblo es incapaz de ejecutar. Cuando se practica constantemente el orden para educar a las personas, estás obedecen. Cuando no se practica constantemente el orden para educar a las personas, entonces estás no obedecen. Cuando se practica el orden constantemente, ello significa que es eficaz para el conjunto. Cuando se emplea a las personas de forma coherente con su naturaleza, entonces las órdenes con ejecutadas como una corriente que fluye. No dejes que nada te seduzca, no dejes que nada que altere. Hay que centrarse sólo en lo que es apropiado. Aunque seas sólido, manténte a la defensiva; aunque seas fuerte sé evasivo. Responder a una forma con una forma es franqueza, responder sin forma a la forma es sorpresa.Mira con los ojos de todo el mundo y no habrá nada que no puedas ver. Escucha con los oídos de todo el mundo y no habrá nada que no puedas oír. Piensa con la mente de todo el país y no habrá nada que no puedas conocer. Hay seis formas de escoger a las personas para ejercer el mando: enriquecerlos y observar si se refrenan de la mala conducta para probar su humanidad. Ennoblecerlos y ver si se contienen de la altanería, para probar su sentido de justicia. Darles responsabilidades para ver si se contienen del comportamiento despótico, para probar su lealtad. Tentarlos para probar su confianza. Ponerlos en peligro y ver si no se asustan, para probar su valor. Abrumarlos y ver si permanecen incansables, para probar como abordan estratégicamente los problemas.

El Arte de la Guerra II

Sun Bin, descendiente directo del autor de El arte la guerra y escrito un siglo después, se puede considerar una continuación del mismo. Aunque ya se conocían algunos fragmentos, fue en 1972 cuando se encontró el texto de esta obra. Su autor, Sun Bin, " el mutilado ", está considerado también como uno de los más importantes estrategas de la antigua China y fue discípulo del mítico sabio taoísta " El maestro del valle del demonio ", reconocido como el más grande teórico del arte de la estrategia.
¿Qué debo hacer si soy más fuerte y dispongo de más fuerzas que mi enemigo?
Esta es la pregunta de una persona inteligente. Cuando tus fuerzas son mayores y más poderosas, pero todavía preguntas como emplearlas, esta es la forma de garantizar la seguridad de tu nación. Cambia el mando por una fuerza auxiliar. Desordena las tropas en filas confusas, para que el adversario se confíe y entonces seguramente entrará en batalla.
¿Qué debo hacer cuando el enemigo es más numeroso y más fuerte que yo?
Ordena que la vanguardia sea replegable, asegurándose de esconder la retaguardia, de forma que la vanguardia pueda retirarse con seguridad. Despliega las armas de largo alcance en la línea de frente, las armas cortas atrás, con arqueros móviles para apoyar una presión sostenida. Haz que la fuerza principal quede inmóvil y espera a ver qué es lo que el enemigo puede hacer.
¿Cómo se debe atacar a los que está desesperados?
Espera hasta que encuentren un medio de sobrevivir.
¿Cómo se ataca a fuerzas iguales?
Hay que confundirlas y dividirlas. Concentro mis tropas para separar las del enemigo sin que éste se de cuenta de lo que está sucediendo. Sin embargo si el enemigo no se divide, asientate y no te muevas; no luches cuando no haya duda.
¿Hay alguna forma de atacar una fuerza diez veces mayor que la mía?
Sí. Ataca cuando no estén preparados, actúa cuando menos se lo esperen.
¿Cómo puedo hacer que mi ejército siga las órdenes de una forma habitual?
Sé digno de confianza de una forma habitual.
¿Son puntos críticos las recompensas y los castigos para los guerreros?
No. Las recompensas con medios de alentar las tropas, de hacer que los que luchan no se preocupen por la muerte. Los castigos son medios de corregir el desorden haciendo que las tropas respeten la autoridad. Ambos pueden reforzar la oportunidad de victoria, pero no son los elementos cruciales.
¿Son puntos críticos para el arte de guerrear, la planificación, el impulso, la estrategia y el engaño?
No. La planificación es un medio de reunir un gran número de personas. El impulso se utiliza para asegurar que los soldados luchen. La estrategia es un medio de coger desprevenido al enemigo. El engaño es un medio de frustrar la oposición. Todos estos elementos pueden aumentar las posibilidades de ganar, pero no son los elementos más cruciales.
Entonces, ¿Qué es lo que es crucial?
Evaluar la oposición, imaginar las zonas de peligro, garantizar la vigilancia del terreno..., son los principios generales para los jefes. Garantizar tu ataque allí donde no haya defensa es lo esencial para el arte de la guerra.
¿Para que son los soldados rasos?
Los jefes con conocimientos no esperan el éxito sólo confiando en los soldados rasos.
Una milicia no debe confiar en una formación fija; esto es lo que ha sido transmitido por los sabios de la antigüedad.
La victoria en la guerra es una forma de preservar las naciones que están a punto de perecer y de perpetuar las sociedades que van a morir; el fracaso en la guerra consiste en perder territorio y en vez amenazada la soberanía. Es por esto por lo que debe examinarse los asuntos militares. Sin embargo, aquellos que disfrutan del militarismo perecerán; y aquellos que ambicionan la victoria sufrirán la desgracia. La guerra no es algo para disfrutar, la victoria no ha de ser un objeto de ambición.
Actúa sólo cuando estés preparado. Cuando una plaza es pequeña, pero su defensa es firme, eso significa que tiene suministros. Cuando hay pocos soldados, pero el ejército es fuerte, eso significa que tienen un sentimiento del sentido de la lucha. Nadie en el mundo puede ser firme y fuerte si lucha sin suministros o sin el sentimiento del sentido de la lucha.
Cuando sabes que los soldados son dignos de confianza, no dejes que otros los atraigan para sí. Lucha sólo cuando estés seguro de ganar, sin dejarlo saber a nadie.
La capacidad de desplazar a un ejército en el acto es una forma de estar preparado contra los que son más fuertes. Una fuerza expedicionaria móvil y ligera de tropas especialmente entrenadas se utiliza para oponerse a un ataque relámpago.
Los ricos no están forzosamente seguros, los pobres no están necesariamente inseguros, la mayoría no prevalece necesariamente, las minorías no fracasan forzosamente. Lo que determina quien gana y quien pierde, quien está seguro y quien en peligro es su ciencia, su estrategia.
Si el número de tus adversarios es mayor, pero eres capaz de dividirlos de forma que no puedan ayudarse unos a otros, existe un modo de ganar.
Los gobiernos inteligentes y los generales con conocimiento de la ciencia militar deben prepararse primero; después pueden lograr el éxito antes de combatir, de forma que no pierden un posible logro exitoso después de luchar. Por ello, cuando los guerreros salen con éxito y vuelven sin ser heridos, entienden el arte la guerra.
Aunque un ejército enemigo tenga muchas tropas, un experto puede dividirlas, de forma que no puedan ayudarse entre sí cuando son atacadas.
Si tú equipamiento no es eficaz, mientras que el enemigo está bien preparado, tu ejército será aplastado.
Los jefes deben ser justos; si no son justos, carecerán de dignidad. Si carecen de dignidad, carecerán de carisma; si carecen de carisma, sus soldados no se enfrentaran a la muerte por ellos. Por esta razón, la justicia es la cabeza del arte la guerra.
Los jefes deben ser humanos, si no son humanos, sus fuerzas no son eficaces. Si sus fuerzas no son eficaces no logran nada. Por ello, la humanidad constituye las tripas del arte la guerra.
Los jefes deben tener integridad; sin integridad no tienen poder. Si no tienen poder, no pueden obtener lo mejor de sus ejércitos. Por ello, la integridad es la mano del arte la guerra.
Cualquiera que tenga forma puede ser definido, y cualquiera que pueda ser definido puede ser vencido.
Cuando las personas obedecen las normas sin recompensa ni castigos, se trata de órdenes que pueden ejecutar. Cuando los de arriba son recompensados y los de abajo son castigados, más incluso si el pueblo no quiere obedecer las órdenes, se trata de órdenes que el pueblo es incapaz de ejecutar.
Cuando se practica constantemente el orden para educar a las personas, estás obedecen. Cuando no se practica constantemente el orden para educar a las personas, entonces estás no obedecen. Cuando se practica el orden constantemente, ello significa que es eficaz para el conjunto.
Cuando se emplea a las personas de forma coherente con su naturaleza, entonces las órdenes con ejecutadas como una corriente que fluye.
No dejes que nada te seduzca, no dejes que nada que altere. Hay que centrarse sólo en lo que es apropiado.
Aunque seas sólido, manténte a la defensiva; aunque seas fuerte sé evasivo.
Responder a una forma con una forma es franqueza, responder sin forma a la forma es sorpresa.
Mira con los ojos de todo el mundo y no habrá nada que no puedas ver. Escucha con los oídos de todo el mundo y no habrá nada que no puedas oír. Piensa con la mente de todo el país y no habrá nada que no puedas conocer.
Hay seis formas de escoger a las personas para ejercer el mando: enriquecerlos y observar si se refrenan de la mala conducta para probar su humanidad. Ennoblecerlos y ver si se contienen de la altanería, para probar su sentido de justicia. Darles responsabilidades para ver si se contienen del comportamiento despótico, para probar su lealtad. Tentarlos para probar su confianza. Ponerlos en peligro y ver si no se asustan, para probar su valor. Abrumarlos y ver si permanecen incansables, para probar como abordan estratégicamente los problemas.

EL SEÑOR DE LAS MOSCAS

La novela está situada en una pequeña isla en medio del inmenso océano, en la que un avión sufre un accidente dejando sólo como supervivientes a los niños que viajaban en el, la isla no está habitada por nadie. Desde que los niños llegan a la isla hasta el fin de la obra pasa un tiempo que entre ellos se produce todo tipo de disputas por ser el jefe y tener la caracola las cuales incluso llegan a la muerte a Simon y a Piggy.Un accidente aviación provoca que un grupo de jóvenes tengan que vivir solos en una isla, el más mayor de ellos no supera los catorce años así que se tendrán que arreglar sin personas mayores. Los dos primeros muchachos que se nos presentan en el libro son Ralph y Piggy después de haber sufrido el accidente, los dos empiezan a buscar más gente pero no saben cómo llamarlos para que se les oiga bien. Ralph encuentra una caracola blanca rosada de unos 50 centímetros cerca de una laguna que hay en la playa y Piggy le recomienda que la sople porque así sonará y los demás muchachos vendrán, en efecto, nada mas hacer sonar la caracola comenzaron a venir niños , entre ellos se encontraba Jack Medirrew el director de un coro al que acompañaban los integrantes del mismo, la gran piedra rosada en la que se reunieron la bautizaron con el nombre de la plataforma y el sonido de la caracola servirá para los niños acudan a la plataforma porque se convoca una asamblea.Los muchachos, se ven forzados a organizar su existencia en la pequeña isla desierta y para ello comienzan por designar un jefe en común por votación, Ralph es el elegido e impone unas normas basadas en las costumbres civilizadas y propone hacer una hoguera en lo alto de la isla para que si pasa algún barco les puedan rescatar. Todos suben a hacer la hoguera y con la ayuda de las gafas de Piggy hacen una gran hoguera, los chicos del coro guiados por Jack se convierten en cazadores y salen a cazar algo para comer.Los muchachos componen una célula autónoma, sin un objetivo claro más que la fuerte esperanza inicial, establecida en el capítulo 1 , de ser rescatados. Sentimiento que es reforzado por el recuerdo del hogar. Y es así que al principio se genera una organización similar a la aprendida con los adultos. La hoguera vigilada por los cazadores se descuida justo cuando un barco pasa cerca de la isla con lo que Ralph les echa una buena bronca. El temor es generado por los más pequeños, dan origen a la Bestia, y este temor hace mella creciente en los más grandes y a la vez pone en duda la creencia en el rescate. De manera que crece la Fuerza de la Bestia.Los cazadores se deciden ir en busca de la bestia y si hay alguna cazarla, los cazadores investigan en la isla pero no encuentran nada, al día siguiente vuelven a investigar al único sitio que habían dejado sin explorar, fueron a la cima de la isla donde encontraron a un monstruo irreal ya que era un simple paracaídas con una especie de muñeco que cuando soplaba el aire se le levantaba la cabeza y parecía que estaba vivo. Empieza a ver grandes disputas entre Ralph y Jack y entonces se separan en dos grupos uno el que componían los mellizos, Ralph, Simon y Piggy y el otro que lo componían Jack y sus cazadores.Una vez separados Jack y sus cazadores cazan a un jabalí, le cortan la cabeza y la ponen en un palo para ofrecérsela a la bestia. Jack y los suyos comienzan a volverse salvajes formando una tribu y pintándose la cara y el cuerpo, comportándose cómo auténticos salvajes. Cuando el Señor de las Moscas(conjunto de moscas) que es la bestia acude a comer la cabeza del jabalí se percata de que Simon le ha visto y va hacia él, le explica que él provoca el mal entre todos los niños y le amenaza que seguirá siendo así. Esa misma noche hay una tremenda tormenta durante la cena y Simon muere.",1] ); //-->Los muchachos, se ven forzados a organizar su existencia en la pequeña isla desierta y para ello comienzan por designar un jefe en común por votación, Ralph es el elegido e impone unas normas basadas en las costumbres civilizadas y propone hacer una hoguera en lo alto de la isla para que si pasa algún barco les puedan rescatar. Todos suben a hacer la hoguera y con la ayuda de las gafas de Piggy hacen una gran hoguera, los chicos del coro guiados por Jack se convierten en cazadores y salen a cazar algo para comer.Los muchachos componen una célula autónoma, sin un objetivo claro más que la fuerte esperanza inicial, establecida en el capítulo 1 , de ser rescatados. Sentimiento que es reforzado por el recuerdo del hogar. Y es así que al principio se genera una organización similar a la aprendida con los adultos. La hoguera vigilada por los cazadores se descuida justo cuando un barco pasa cerca de la isla con lo que Ralph les echa una buena bronca. El temor es generado por los más pequeños, dan origen a la Bestia, y este temor hace mella creciente en los más grandes y a la vez pone en duda la creencia en el rescate. De manera que crece la Fuerza de la Bestia.Los cazadores se deciden ir en busca de la bestia y si hay alguna cazarla, los cazadores investigan en la isla pero no encuentran nada, al día siguiente vuelven a investigar al único sitio que habían dejado sin explorar, fueron a la cima de la isla donde encontraron a un monstruo irreal ya que era un simple paracaídas con una especie de muñeco que cuando soplaba el aire se le levantaba la cabeza y parecía que estaba vivo. Empieza a ver grandes disputas entre Ralph y Jack y entonces se separan en dos grupos uno el que componían los mellizos, Ralph, Simon y Piggy y el otro que lo componían Jack y sus cazadores.Una vez separados Jack y sus cazadores cazan a un jabalí, le cortan la cabeza y la ponen en un palo para ofrecérsela a la bestia. Jack y los suyos comienzan a volverse salvajes formando una tribu y pintándose la cara y el cuerpo, comportándose cómo auténticos salvajes. Cuando el Señor de las Moscas(conjunto de moscas) que es la bestia acude a comer la cabeza del jabalí se percata de que Simon le ha visto y va hacia él, le explica que él provoca el mal entre todos los niños y le amenaza que seguirá siendo así. Esa misma noche hay una tremenda tormenta durante la cena y Simon muere.De nuevo Jack y los suyos cazan otra res y bajan a la plataforma a robarles el fuego de la hoguera para así poder asar el cerdo, cómo la hoguera que hicieron en la plataforma se había apagado decidieron robar las gafas de Piggy. En la plataforma se desencadenó una gran pelea en la que más de uno salió bien dañado, e incluso Piggy que casi ciego. Ralph los mellizos y Piggy junto con la caracola decidieron subir a la cima de la montaña donde los salvajes tenían su campamento para recuperar las gafas de Piggy. Mientras la cena se vuelven a pelear y un cazador lanza mediante una palanca una gran piedra a Piggy la cual le produce una muerte instantánea y la destrucción en miles de pedazos de la caracola.Ahora sólo quedaban unidos los mellizos y Ralph porque los demás estaban con Jack, pero no por mucho tiempo debido a que Jack y sus cazadores obligaron a los mellizos a unirse a su tribu. Sólo quedaba Ralph y Jack mandó empezar una cacería humana contra él cómo si fuera un simple animal todo aquel que lo encontrase debería atravesarlo con su lanza, cómo no lo encontraban incendiaron gran parte de la isla para que tuviera que salir de su refugio. Ralph pasó el tiempo escondido en los arbustos oscuro pasando de unos a otros hasta que cuando ya casi lo tenían apareció un oficial de marina que había visto la isla en llamas y todos volvieron a casa gracias al marine en un barco.FINOPINIÓN PERSONAL:Mi opinión personal sobre el libro es que es un buen libro, entretenido fácil de leer que transcurre en un lugar muy peculiar y que nos explica cómo podemos llegar a ser si no tenemos y respetamos una serie de leyes. Yo creo que la convivencia a largo plazo no es posible sin unas reglas y unas normas morales ya que no persistirían la racionalidad, el respeto y tolerancia por lo que originarían conflictos cómo los sucedidos en el libro. Resumiendo el libro me ha gustado mucho porque nos devela cómo podemos llegar a ser a veces si no nos controlamos o no lo estamos por una persona que imponga orden.",1] ); //-->De nuevo Jack y los suyos cazan otra res y bajan a la plataforma a robarles el fuego de la hoguera para así poder asar el cerdo, cómo la hoguera que hicieron en la plataforma se había apagado decidieron robar las gafas de Piggy. En la plataforma se desencadenó una gran pelea en la que más de uno salió bien dañado, e incluso Piggy que casi ciego. Ralph los mellizos y Piggy junto con la caracola decidieron subir a la cima de la montaña donde los salvajes tenían su campamento para recuperar las gafas de Piggy. Mientras la cena se vuelven a pelear y un cazador lanza mediante una palanca una gran piedra a Piggy la cual le produce una muerte instantánea y la destrucción en miles de pedazos de la caracola.Ahora sólo quedaban unidos los mellizos y Ralph porque los demás estaban con Jack, pero no por mucho tiempo debido a que Jack y sus cazadores obligaron a los mellizos a unirse a su tribu. Sólo quedaba Ralph y Jack mandó empezar una cacería humana contra él cómo si fuera un simple animal todo aquel que lo encontrase debería atravesarlo con su lanza, cómo no lo encontraban incendiaron gran parte de la isla para que tuviera que salir de su refugio. Ralph pasó el tiempo escondido en los arbustos oscuro pasando de unos a otros hasta que cuando ya casi lo tenían apareció un oficial de marina que había visto la isla en llamas y todos volvieron a casa gracias al marine en un barco.

jueves, 1 de noviembre de 2007

El príncipe

RESUMEN
Capítulos I, II y III
Sobre los diferentes tipos de principados y el modo de adquirir tan notable rango.
Maquiavelo divide a los principados en dos categorías: hereditarios y nuevos. La primera clase viene de la sangre y de saberse heredero de algún reino; los principados nuevos se obtienen por vía directa de la proclamación o al añadirse un pueblo al Estado. A su vez, el autor hace notar que dichos pueblos están habituados a vivir bajo cierto régimen o libres. El nuevo príncipe pudo haber adquirido aquel nuevo reino con la ayuda de armas ajenas, propias, gracias a la suerte y en el mejor de los casos, a su valor.
Por otra parte, resulta más difícil conservar un estado nuevo que uno que goza de una tradición familiar en el poder. Un príncipe heredero deberá de ser cuidadoso en no traspasar los parámetros que ha bien funcionaron con sus antecesores y actualizar su mandato con su presente.
Con respecto al los principados mixtos o añadidos a un reino de mayor antigüedad, se apunta la facilidad de conservarse sí se habla la misma lengua y rige la misma providencia. En cambio, sí la nueva adquisición contiene algunas diferencias de lenguaje, pero semejantes costumbres, deberá extingirse al anterior linaje y no modificar, en lo posible, sus leyes e impuestos. De ésta manera, el cambio de soberano pasará casi imperceptible para los gobernados.
Pero, si el nuevo estado se diferencia en lengua, costumbres y constitución, las dificultades aumentan. Para mantener el poder, Maquiavelo sugiere que el príncipe vaya a radicar al nuevo terreno y que suprima de inmediato cualquier asomo de rebelión o descontento. Las colonias a su vez, son de mucha ayuda para mantener el orden y la vigilancia del nuevo estado adquirido. A sí mismo, el príncipe debe convertirse en jefe y protector de los reinos vecinos –sobre todo de los menos fuertes- para que a la postre, se debiliten los reinos vecinos y poderosos. Maquiavelo pone a los Romanos como ejemplo: de todas las provincias que se adueñaron, las poblaron primero con colonias, no permitieron que los reinos vecinos aumentaran su fuerza y no dejaron que alguna potencia extranjera se instale en las cercanías; sabiamente previeron que alguien poderoso, haciendo alianzas con los menos fuertes, pudiera en un momento dado convocar una rebelión y destronar al creciente imperio. El que ayuda a otro a hacerse poderoso provoca su propia ruina.

El capitulo IV es una revisión analítica de un suceso concreto que lleva al autor, a reflexionar sobre la clase de “asistentes” que un príncipe debe poseer. Los hay de dos tipos: unos que son elegidos por gracia y concesión: su probada lealtad les permite ser escuchados y aconsejan al príncipe a la hora de gobernar y otros, son los asistentes de tipo barones cuyo privilegio resulta sobre todo, del prestigio militar.
El texto, cabe mencionar, está lleno de referencias a sucesos que en ese tiempo acontecían, o de algunos años a su fecha que ilustran la tesis de Maquiavelo, la visión global de las mismas, nos ofrece una notable revisión histórica de aquella época.

El siguiente capítulo, aconseja sobre la manera de gobernar un territorio de ajenas y recientes costumbres. Maquiavelo propone arruinarlos o mudarse a dichos territorios. Así mismo, recomienda permitir o no la conservación de sus leyes previo estudio de la cantidad de enemigos que el nuevo príncipe pueda tener.

Los capítulos VI, VII y VIII hablan de las tres maneras de adquirir un principado: a) por valor y con armas propias, b) por fortuna y armas no propias y c) los que llegan por obra de sus maldades.
De los primeros, el autor advierte sobre los enemigos que tendrá al introducir las leyes que regirán su estado. Es de suponer, que aquellos beneficiados del antiguo régimen tornan perjudicados al entrar el nuevo. Por ello, la oposición es abierta y en tiempos de crisis defienden poco al sistema. El príncipe, debe mantener su carácter – demostrado de sobra pues las armas y los ejércitos usados le eran propias y tendrá el mérito de conquistar aquel territorio y sumarlo a su reino- Habrá que aclarar que también un estado es nuevo por razones internas de donde surgen caudillos que pretendan cambiar el sistema.
En el caso de aquellos que ascienden al principado gracias a la fortuna y a las armas prestadas, Maquiavelo apunta: los estados que se forman de repente no tienen las raíces que le son necesarias para consolidarse. En otras palabras, no es de buen augurio llegar a un reino en condiciones adversas. Los oportunistas que ven coronadas sus expectativas, carecen de la energía y la visión necesaria para mantener un puesto de tales dimensiones.
Finalmente, los que llegan al principado por el uso de la maldad, podrán alcanzar el dominio más nunca la gloria. Sin embargo, no resta agregar que tales hombres de viles decisiones, mantuvieron una actitud temeraria que los llevó a reunir ejércitos tras ejércitos hasta ascender a un título monárquico y lo anterior también es factible. Maquiavelo aprovecha y escribe sobre el equilibrio que debe haber durante los actos de severidad mal usados es decir, los castigos reales.

Un civil puede llegar a un principado de dos maneras; una sería por el uso de la maldad, arriba explicado, y otra por medio de la aprobación y promoción directa de sus conciudadanos. El Principado Civil es como lo llama Maquiavelo y es tema del capítulo IX. Aquí no se necesita del valor o la fortuna sino de una astuta combinación de ambos. De la misma manera, el príncipe civil debe enfrentarse a las necesidades de los grandes con el pueblo, responsable directo de su triunfo. El panorama no es fácil pues el pueblo sólo quiere no ser oprimido y los aristócratas, terratenientes o burgueses etc., no quieren hacer el trabajo del pueblo.
Sin descuidar en lo posible al pueblo, el príncipe, deberá buscar alianzas con los grandes pues son los únicos que pueden organizar una revuelta con tintes revolucionarios. Ahora bien, si el nuevo príncipe llegó al trono gracias al apoyo de los grandes, deberá de conciliares con el pueblo y buscar el afecto de sus nuevos súbditos a fin de que éstos lleguen a sentir una necesidad grandísima de su principado.

A continuación, Maquiavelo observa la manera como un reino se mide frente a los otros. Un príncipe es autosuficiente cuando tienen suficientes hombres para armar un gran ejercito capaz de intimidar a los vecinos. Cuando no es el caso, queda amurallar el reino y defenderlo. En caso de ataque, habrá de confiar en la gratitud popular hacía su rey. De ahí la importancia previa de ganarse su confianza y respeto.

¿Y cuando el principado llega de manera eclesiástica? En el capítulo XI se lee:
no existe ninguna dificultad pues no se requiere al efecto, ni de valor ni de buena fortuna. Con respecto a las tropas y los soldados mercenarios, Maquiavelo pasa ahora a hablar sobre los ataques y defensas que pudieran ocurrir en algún estado. No se conciben leyes malas basándose en armas buenas. Para que un príncipe pueda defender –y legitimar- su reino, deberá de contar con tropas para defender al mismo. Existen dos tipos; a) mercenarias o auxiliares, cuyos antecedentes de timadoras y cobardes en tiempos de guerra no recomiendan para nada que un príncipe apoye su confianza en tropas de ese tipo. b) Propias. No cabe duda que un ejercito adicto a su líder es garantía de sueño tranquilo. A propósito de los soldados, el capítulo XIII se extiende y se anota: No miro jamás como un triunfo real el que se logra con las armas de otros. Algunos ejemplos históricos e incluso uno tomado del nuevo testamento –el del joven rey David que prefirió enfrentar a Goliath sin las armaduras prestadas pues en el fondo le estorbaban- respaldan lo citado. El uso de tropas mercenarias se debe usar –por supuesto en casos muy especiales y siempre apoyado de un ejército mayor-.

XIV; sobre las obligaciones del príncipe en lo referido al arte de la guerra.
Para empezar, Maquiavelo advierte que para el príncipe no habrá otro objeto ni propósito que dominar el orden y la disciplina de los ejércitos. La razón es sencilla, el dominio del arte de la guerra mantiene en el trono a los que nacieron herederos y ayuda aquellos que carecen de tal rango a llegar al mismo puesto. Por ello, el príncipe debe convivir con su tropa, realizar personalmente las expediciones y mantenerse temible a sus hombres. El príncipe debe leer la historia y estudiar las estrategias y tácticas de los contrincantes y saberse allegar de gente astuta y fiel para saber ganar las batallas.

Un príncipe puede ser alabado o censurado, el quinceavo capítulo aborda el tema de la siguiente manera: Para empezar recomienda no rodearse de gente de dudosa integridad, generalmente, las obras buenas del monarca se ven entorpecidas por incapaces asistentes. Es importante subrayar que un príncipe no debe ser bueno en ciertos casos, a menudo la mano dura es necesaria para infundir respeto al monarca. Las alabanzas y las censuras son un reflejo de su desempeño. Saberse digno e infundirlo al pueblo es tarea de cada día.

Capítulo XVI De la liberalidad y de la avaricia.
Un príncipe debe ser liberal en proporción a la temeridad que pudiera perder. Ahora bien, la liberalidad no se encuentra reñida con la suntuosidad de un gobierno operante. Sin embargo, resulta necesario recordar que el excesivo gasto de la corte, producirá una subida de impuestos que no serán vistos con buenos ojos por los súbditos. A la postre, el odio hacía el príncipe se extenderá por todos los rincones de su reino. La avaricia descubierta de un rey, no lo tomará por sorpresa si el príncipe prevé a sus gobernadores, existe ejército para la defensa, y sobretodo, no se sufre de. La avaricia es uno de los vicios que aseguran el reinado.

En el capítulo XVII es donde se lee que para un rey más vale ser temido que amado. Un príncipe, apunta Maquiavelo, debe aspirar a que se le repute por clemente y no por cruel, sin embargo, el mal uso de la clemencia puede traer consecuencias indeseadas. El mandatario se hará temer sin caer en el horror, esto producirá un respeto por la mano dura pero necesaria, de igual manera, el ejército mantendrá coherencia y fidelidad ante un líder enérgico que sabe lo que quiere.
Además, se punta que para defenderse, el príncipe hace uso de dos recursos: la ley y la fuerza. Uno de orden intelectual y otro proveniente del lado irracional, y como nunca bastará con el primero, se recurre al segundo.

Más adelante, dentro del XVIII –la fe dada de los príncipes- se lee: No hace falta que un príncipe posea todas las virtudes, pero conviene que aparente poseerlas.
También recomienda no apartarse del bien y saber obrar mal cuando no quede otro recurso. De alguna manera, Maquiavelo escribió un completo tratado del poder, siguiendo con el capítulo, recuerda que además de las virtudes, un príncipe necesita también, de una religión.
Acontinuación, Maquiavelo dedica un capítulo a la manera como un príncipe debe evitar ser aborrecido y despreciado. Evitar la rapacidad es básico por ello no resulta recomendable usurpar propiedades de súbditos, o perseguir mujeres ajenas. Las condiciones para que un monarca sea menospreciado son que adopte una actitud variable, ligero, afeminado, pusilánime, e irresoluto.
Sólo a dos cosas debe temer el príncipe: a) la gestación de una rebelión interna y b) el ataque de alguna potencia extranjera. Lo segundo lo evita fomentando fuertes alianzas y fortaleciendo a su ejército. Lo primero lo tiene que prevenir evitando ser un soberano aborrecido por su pueblo. Los conspiradores pensarán dos veces su acometida si se enfrentan a una reacción popular en contra de los perpetradores. Un rey amado siempre será extrañado.
El capítulo XX trata sobre lo útil o vano que resulta la construcción de fortalezas.
Con respecto a la seguridad del estado, Maquiavelo enumera las posibilidades del príncipe. Ningún príncipe que se respete a desarmado a sus súbditos. Al armarlos, arma su población y adquiere nuevos fieles que anteriormente, desconfiaban de él. Desde luego no arma a todos, sino aquellos que sabe obtendrá favores. Aquel que desarma a sus súbditos, no sólo manifiesta su absoluta desconfianza, también, que sospecha de cobardía y poca fidelidad. No así en el caso de un principado nuevo, aquí conviene abiertamente desarmarlos a todos salvo a los abiertos partidarios que tuvo. Está primera garantía, seguida del apoyo popular, garantiza tranquilidad en el sueño del príncipe. La construcción o destrucción de fortalezas, no será un factor decisivo en tiempos de tragedia, de manera que alaba o no tal opción. La mayor fortaleza con que puede contar un príncipe es no ser aborrecido de sus pueblos.
A continuación, Maquiavelo habla sobre la manera de conducirse de un príncipe, con el propósito de adquirir alguna consideración. Las grandes empresas y las acciones raras y maravillosas son la forma más inmediata de ganarse aprecio y respeto. Por el termino “grandes empresas”, se entiende la expansión y enriquecimiento de todo el estado o la invasión exitosa a otros países.
Por otra parte, el príncipe debe honrar a cualquier súbdito que sobresalga en alguna disciplina, estimular a los ciudadanos a ejercer su profesión. También deberá ofrecer fiestas y espectáculos al pueblo.
El capítulo XXII trata sobre los ministros o secretarios de los príncipes.
Es sin duda relevante la elección de las personas que ayudan a gobernar al príncipe, la prudencia con que se valoren los dotes de cada persona es la clave para una buena elección. La fidelidad y eficacia de los secretarios y ministros, luego de un tiempo razonable, hablarán bien del príncipe.
Por otro lado, el príncipe debe procurar enriquecer y mantener contentos a los mismos ministros para asegurarse de una plena adicción real y evitar que se incube el deseo de que se cambie de soberano.
En el número XXIII –sobre la manera correcta de huir de los aduladores- se anota que un príncipe no se ofende por oír la verdad, más dicho privilegio se concede a muy pocos elegidos. Desde luego que dicha verdad sólo debe ser escuchada en caso de pregunta directa y nunca por iniciativa del consejero. El príncipe juicioso preguntará sobre todos los aspectos de su reino sin temer a nada pues enterándose de un problema es el primer paso para solucionarlo.
De más esta añadir que la conjunción de gente valiosa –sabios, guerrero, ministros etc.- mostrará lo astuto del príncipe quien pasará ante el pueblo por sabio y justo. Con respecto a los aduladores, siempre estarán los reinos llenos de ellos. Evitarlos, con gracia y no escuchar sus exagerados halagos.
El siguiente capítulo refiere a una situación local y contemporánea –de Maquiavelo por supuesto- en la que explica la razón por la cual varios príncipes de Italia habían perdido sus reinos: una pobre preparación militar. Así mismo, aquellos que perdieron sus reinos por haber huido del invasor sin defenderse, les aconseja no acusar a la fortuna de la perdida de sus bienes sino a su propia cobardía.
El penúltimo capítulo habla sobre la fortuna cuando es adversa. Maquiavelo confiesa que él mismo llegó a creer que cuando la situación es completamente adversa y no tiene que ver con los aciertos o errores del príncipe nada queda por hacer más que dejarse llevar por la corriente de la suerte. Maquiavelo no niega el termino providencia, de hecho considera que la fortuna es árbitro de la mitad de nuestras acciones. Y precisamente en esa otra mitad es cuando algo se podría mejorar para que no vuelva a suceder. Si las lluvias desbordan un río en medio de una crítica situación, habría que construir algo para que –en caso de otra lluvia de similares magnitudes-, evitar consecuencias parecidas al punto de partida.
Habrá príncipes que dejarán todo a la fortuna que hasta su momento los habrá beneficiado. Más nada puede sostenerse así, del mismo modo que no se puede apoyarlo todo ignorando factores ajenos a uno.
No hay hombre alguno, por muy dotado de prudencia que éste, que sepa concordar bien sus procederes con las circunstancias y con los tiempos.
Cuando las circunstancias varían, de igual modo se tiene que variar la habitual forma de reaccionar.
El XXVI y último capítulo, esta dedicado a la situación de Italia. Los ejemplos históricos abundan pero resulta interesante la frase Dios no quiere hacerlo todo refiriéndose al libre albedrío que después de todo, poseemos.

Moby Dick

Se realizan los preparativos para zarpar y se van llevando a bordo todas las cosas necesarias para un viaje de tres años. Quiqueg e Ismael van varias veces al barco, para llevar su equipaje y ayudar en los preparativos y en todo este tiempo no ven al capitán Ahab, que según Peleg y Bildad cada vez se encuentra mejor. Por fin se anuncia que el barco zarpará a la mañana siguiente.

21.Yendo a bordo. 22.Feliz Navidad. 23.La costa a sotavento. 24.El abogado defensor. 25.Apéndice. 26 y 27.Caballeros y escuderos. 28. Ahab. 29.Entra Ahab; después, Stubb. 30.La pipa.

Llegan al Pequod pero antes de subir a bordo los intercepta el anciano loco Elías que de nuevo les dirige extrañas palabras y malos augurios. Suben al barco pero no encuentran un alma, solo un aparejador dormido y entonces se ponen a fumar la pipa de Quiqueg hasta que oyen al primer oficial Starbuck. El aparejador les dice que el capitán Ahab llegó anoche al barco, pero éste sigue encerrado en su cabina.
Por fin se lanzan a la mar y el ajetreo en cubierta es grande. El capitán Ahab no aparece y todas las maniobras son dirigidas por los capitanes de tierra Peleg y Bildad, por el piloto y el primer oficial Starbuck. Finalmente Peleg y Bildad se suben a su bote y regresan a tierra entristecidos por tener que separarse de su barco y de sus marineros.
Ismael escribe ahora toda una apología de la caza de la ballena, saliendo al paso de las malas críticas y glosando todas sus bondades y excelencias. Luego describe a Starbuck, el primer oficial del Pequod, como un hombre duro, valeroso y temeroso de la ballena, que ve la caza como un oficio y no como una búsqueda de aventuras. Luego describe a Stubb, el segundo oficial natural de Cape Cod, como un hombre alegre con su pipa y alejado totalmente del miedo a la ballena y a la muerte. El tercer oficial era Flask, natural de Tisbury y al que parecía que la ballena había afrentado de forma personal por el odio que éste le profería. Estos hombres eran los que mandaban las tres lanchas balleneras del Pequod y sus arponeros correspondientes eran: Quiqueg era escudero de Starbuck, Tashego, un indio puro de Gay-Head, lo era de Stubb, y Dagoo, un negro de aspecto salvaje de Flask. Todos los demás hombres del Pequod, como ocurre a menudo en la pesca de la ballena eran extranjeros (aunque los oficiales eran norteamericanos) y sobretodo isleños.
Cuenta Ismael que hasta ese momento no se ha visto aparecer a Ahab, pero que la impresión de los tres oficiales de a bordo era suficiente para aliviar cualquiera de las sospechas fundadas por el loco Ismael. Un día por fin aparece en el alcázar el capitán Ahab, causando en Ismael una gran impresión. Con esa cicatriz o señal blanca que cruzaba toda su cara y se perdía dentro de sus ropas y con su pata de palo hecha de dentadura de cachalote pasaba horas en el alcázar como si de una estatua se tratase.
Cada día que pasa y se van alejando hacia el sur el tiempo parece ser mejor, pero esto no parece aliviar el semblante de Ahab, que cada día duerme menos y pasa más horas sobre cubierta. En la noche camina y el ruido de su pierna golpeando la madera no deja dormir a los marineros, así que un día Stubb decide pedirle que se ponga algo en su pata de palo y Ahab se lanza encolerizado contra él, insultándolo y asustándolo de tal forma que Stubb vuelve costernado y sin haber conseguido nada a su favor. Ahab queda en cubierta y manda a un marino por su pipa, la enciende pero se queja de que aquel artilugio construido para apaciguar a sus dueños ya no le produce ninguna calma y entonces se deshace de ella lanzándola al mar.

31.La reina Mab. 32.Cetología. 33.El "Troceador". 34.La mesa de la cabina. 35.La cofa. 36. La toldilla. 37.Atardecer. 38.Oscurecer. 39.Primera guardia nocturna. 40.Medianoche. Castillo de proa.

Stubb le cuenta a Flask un extraño sueño en el que Ahab le daba una patada con su pata de marfil y comentan que es un hombre extraño, al mismo tiempo que Ahab grita a los vigías que si ven una ballena blanca por ahí deben partirse el pecho gritando.
Hace ahora Ismael una pequeña clasificación de los tipos de ballenas que podemos encontrar y admite la dificultad que el estudio de ésta entraña. Nos habla también de otras costumbres a bordo, como la figura del "troceador" o jefe de arponeros, las diferencias entre marineros y oficiales, la costumbre de que los oficiales comieran con el capitán en la mesa de la cabina y como era la ceremonia con que ésta se realizaba y cómo variaba cuando los arponeros Quiqueg, Tashtego y Daggoo bajaban a comer, atendidos por el temeroso mayordomo, Dough-Boy. También nos habla de la cofa, cuando le toca su primer turno en ella, y describe ampliamente este puesto de vigilancia en lo alto de los mástiles.
Una mañana sube Ahab a cubierta y comienza a elevar los ánimos de la tripulación preguntándoles qué hacen cuando ven una ballena. Luego habla a los vigías de la ballena blanca que ya le han oído nombrar otras veces y sacando una moneda de oro y clavándola en el palo mayor promete que ésta será para aquel que divise a la ballena blanca, pues les dice que fue para saciar su sed de venganza contra ella por lo que se embarcaron. Los arponeros entonces le preguntan si no es esta ballena aquella conocida con el nombre de Moby Dick. Por supuesto que es ella, contesta Ahab y entonces Starbuck le pregunta si no fue esta ballena la que le dejó sin pierna y se queja, pues dice que él no se embarcó para ajustar las cuentas personales de nadie, sino para hacer negocio cazando ballenas. Entonces Ahab sin hacerle caso continúa su discurso agitando a la tripulación y juntándolos a todos realiza un extraño ritual, cruzando los arpones de sus oficiales y haciendo pasar la medida de grog (una bebida alcohólica) entre la tripulación sella el pacto de cazar a Moby Dick.
Al atardecer Ahab sentado solo en su cabina y mirando por las ventanas de popa rumia su propósito de venganza, pues si la profecía dijo que él sería desmembrado por la ballena, ahora él profetiza que la desmembrará a ella. Cuando oscurece Starbuck junto al palo mayor cavila sobre la suerte de su destino, que se haya irremediablemente ligado a la búsqueda de venganza de su capitán. Se lamenta, pero al mismo tiempo siente que debe aceptar ese destino incierto. En la primera guardia nocturna se encuentra Stubb en la cofa de trinquete arreglando una braza, piensa en Starbuck y Ahab, pero al contrario que ellos su talante permanece sereno y sonriente ante lo que pueda acaecer en el futuro.
A medianoche en el castillo de Proa los arponeros y marineros de todas las nacionalidades cantan una canción y bailan.

41.Moby Dick. 42.La blancura de la ballena. 43.¡Escucha! 44.La carta. 45.El testimonio. 46.Hipótesis. 47.El esterero. 48.El primer ataque. 49.La hiena. 50.La lancha y la tripulación de Ahab. Fedallah.

Nos cuenta Ismael como entre los balleneros tenía fama de especial ferocidad el cachalote, de tal forma que no todos los cazadores de ballenas se atrevían a salir en su busca. Entre ellos era conocida Moby Dick como el más peligroso de estos animales y las historias que circulaban en torno a ella habían hecho crecer el mito de su sed de sangre, haciéndola portadora de extraños y supersticiosos poderes: la ubicuidad, ya que podía vérsela en dos lugares diferentes y muy alejados en un corto espacio de tiempo, su extraordinario tamaño, su blancura, su frente arrugada, su mandibula inferior torcida, su alta y blanca joroba en forma de pirámide y sobretodo su traidora inteligencia que había hecho acabar en desgracia varias de sus persecuciones, como en el caso de Ahab, que viendo sus tres lanchas desfondas en torno a él se había lanzado con su cuchillo contra la ballena, momento en le que esta con su mandíbula le había cercenado la pierna. Desde ese momento y a lo largo de toda su convalecencia de regreso a casa el odio de Ahab contra Moby Dick fue creciendo y en su delirio y locura llegó a identificar todos sus males en la figura de la ballena. Así es que desde entonces no pensó en otra cosa que en embarcarse e ir en su busca.
Sigue una disquisición de Ismael sobre la razón de que la blancura de cosas horrendas las haga más espantosas todavía.
Dos marineros están de guardia a la medianoche cuando uno de ellos escucha en la bodega algo parecido a una tos y empiezan a sospechar que hay alguien escondido en la bodega de popa.
Cuenta Ismael como el capitán Ahab pasaba horas en su cabina estudiando diferentes cartas de navegación en donde al parecer tenía trazadas diferentes rutas utilizadas por las ballenas y lugares en las que habían sido vistas en diferentes partes del año, por supuesto con la clara intención de localizar a la ballena blanca.
Narra ahora Ismael varias anécdotas vividas o escuchadas por él sobre la ferocidad del cachalote y su increíble fuerza, que le a permitido en varias ocasiones hundir no solo lanchas, sino navíos enteros.
Mientras tanto seguía normalmente los procedimientos para la caza de la ballena, pues aunque Ahab había anunciado tal vez un poco precipitadamente el verdadero y personal motivo del viaje, sabía sin embargo que debía seguir el procedimiento del negocio, pues de lo contrario la tripulación podía acusarlo de usurpador y arrebatarle el mando del barco.
Una tarde nublada y bochornosa mientras Ismael y Quiqueg se encuentran tejiendo la estera de sable, de pronto se oye gritar a Tashtego el "por allí resopla" que avisa de la presencia de ballenas. Inmediatamente se preparan las lanchas dispuestos todos a lanzarse tras los cachalotes. Pero justo en el momento en que se disponían a bajar las lanchas algo llamó la atención de la tripulación, cinco figuras fantasmales bajo las órdenes de Ahab, aborígenes de Manila enfundados en negros trajes chinos, estaban bajando la lancha del capitán. Tras la orden de Ahab todos los botes son bajados al agua y sus respectivos pasajeros exhortados a remar tras la manada de ballenas. Todavía sin salir del asombro por la aparición de los cinco ayudantes de Ahab los marineros se lanzan en la persecución de las ballenas, las lanchas se separan y la tormenta se cierne sobre la caza. En la lancha de Starbuck Ismael narra el momento en que teniendo a la ballena a tiro, Quiqueg lanza su arpón. Falla, la ballena zarandea la lancha y el chubasco ruge, de pronto el bote se encuentra inundado y los de a bordo gritan en busca del auxilio de otras lanchas. Prenden un farol y mojados y desesperanzados esperan el alba. De pronto entre la niebla aparece el Pequod, que los andaba buscando, dirigiéndose directamente hacia el bote. Los marineros tienen justo el tiempo de saltar al mar antes de que la quilla del barco parta en dos la pequeña embarcación. Finalmente son rescatados y llevados a bordo.
Después de este incidente Ismael se pregunta si este tipo de sucesos es habitual en la caza de la ballena y tanto Quiqueg como los primeros oficiales le contestan que sí. Entonces recuerda que Starbuck, el oficial que mandaba su lancha es conocido por su gran cuidado y prudencia en la caza, y aún así se lanzó de cabeza contra una ballena en mitad de una tormenta. Absorto en estas cavilaciones Ismael decide hacer su testamento, como si de esa forma se quitara un peso de encima.
Vuelve Ismael sobre la extraña tripulación de la lancha de Ahab y especialmente sobre la figura de Fedallah, que parece mandar a los otros cuatro y estar unido a Ahab por un extraño lazo.

51.El chorro fantasma. 52.El "Albatros". 53.El "Gam". 54.La historia del "Town-Ho". 55.De las imágenes monstruosas de las ballenas. 56.De las imágenes menos erróneas de las ballenas (...) 57.Sobre las ballenas en pintura (...) 58.Brit. 59.El pulpo. 60.La estacha.

Después de varias semanas de navegación cuenta Ismael como Fedallah subía en las noches a la cofa y desde ahí una noche de luna llena avistó un chorro plateado de ballena. Inmediatamente se lanzó el Pequod tras él, pero igual que aparecía súbitamente desaparecía para volver a ser visto dos o tres noches después. Y así sucesivamente hasta que entre los marineros empezaron a correr rumores de que se trataba del chorro de Moby Dick. Persiguiendo el chorro solitario alcanzan el Cabo de Buena Esperanza y desde entonces les acompaña la tormenta, bajo la cual sin embargo, como una noche observa Starbuck, el capitán Ahab sigue consultando sus mapas de navegación siempre en pos de su único objetivo.
Un día se encuentran con un barco llamado el "Albatros". Los dos navíos se acercan y cuando el capitán Ahab pregunta al capitán del barco si han divisado a la ballena blanco, el altavoz cae de las manos del capitán del "Albatros" al mar y entonces el barco se aleja del Pequod como si éste tuviera la peste a bordo. Nos cuenta entonces Ismael la costumbre ballenera del "gam", que consiste en la reunión de dos o más barcos en alta mar y las visitas respectivas de una tripulación a la otra.
Cuenta ahora Ismael la historia del "Town-Ho", tal y como se la narró en la "Posada de Oro" en Lima a unos caballeros españoles. Las rencillas entre un marino y un oficial, el consecuente motín a bordo, el término de la rebelión y el encuentro del barco con Moby Dick. La muerte del oficial en las fauces del cachalote y el destino final del barco y sus marineros.
Nos habla Ismael de las diferentes imágenes en dibujos, grabados o estatuas que del leviatán se han representado a lo largo de la historia. Irónicamente se ríe de la falsedad de todas ellas, concluyendo que finalmente la única forma de conocer la verdadera forma de la ballena es ir personalmente en su busca. A continuación enumera y describe los mejores grabados que conoce sobre el animal y su caza y nos da cuenta de la especial habilidad de algunos marineros para tallar en marfil u otros materiales estatuillas de la ballena.
Narra como el Pequod se adentra en vastas praderas de brit, el alimento de la ballena franca, y divisa algunas ballenas alimentándose fuera de su alcance. Una mañana Daggoo divisa una enorme masa blanca saliendo del agua. Todos salen en persecución de la ballena blanca, pero al acercarse al animal se dan cuenta que se trata de un pulpo gigante. Flask pregunta a Starbuck qué era eso y éste le contesta que se trataba del gran pulpo, que según cuentan pocos barcos balleneros han divisado y han regresado sanos y salvos para contarlo.
Ismael describe ahora la estacha, hecha de cáñamo o cabo de abacá, que es la cuerda que une al arpón y a la lancha y que se utiliza para perseguir a la ballena cuando ya ha sido herida por el primer arponazo.

61.Stubb mata un cachalote. 62.El arponeo. 63.La horquilla. 64.La cena de Stubb. 65.La ballena como plato. 66.La matanza de los tiburones. 67.Descuartizando. 68.El cobertor. 69.El funeral. 70.La esfinge.

En un día bochornoso y tranquilo mientras toda la tripulación se encuentra adormilada aparece de pronto cerca del barco un cachalote. Inmediatamente todos los botes son bajados al mar y empieza la persecución. El cetáceo se encuentra delante de la lancha de Stubb y por tanto él se hace cargo de la caza. Tashtego lanza el arpón y corre la estacha mientras Stubb fuma su pipa y dirige toda la operación. Consiguen por fin acercarse al leviatán y le clavan las lanzas una y otra vez, la mar se tiñe del rojo de la sangre del animal y por fin con un último chorro ensangrentado muere. Cuenta Ismael como el arponero debe de remar igual o más que los demás y luego además llegado el momento tirar el arpón contra la ballena a veces a gran distancia, dice que esto le parece la razón de la mayoría de los fracasos en la caza, pues el arponero al lanzar se encuentra ya cansado. Describe también la horquilla, un palo insertado en la lancha que sirve de apoyo a los dos arpones. Éstos dice, están unidos los dos a la estacha y de esta forma aunque al arponero no le de tiempo de lanzar el segundo hierro, éste debe ser tirado por la borda, convirtiéndose desde ese momento en una auténtica arma a la deriva.
Llevan entonces su caza al barco y al caer la noche la ballena es atada al costado del navío bajo las entusiastas órdenes de Stubb, que además pide que esa noche se le prepare un filete de cachalote. Esa noche también los tiburones cenan cachalote mientras Stubb discute con el cocinero la manera correcta de cocinar el cachalote. Ismael diserta ahora sobre la ballena como alimento, sobre sus defensores y detractores. Como no se procede al descuartizamiento del cachalote inmediatamente, dos marineros deben bajar por turnos de una hora para con su azada ballenera alejar a los tiburones, que de otra forma acabarían con el cachalote.
Describe Ismael el minucioso y difícil procedimiento por el cual la ballena es descuartizada, sacándole tiras de grasa como si se tratase de pelar una naranja. Después de desollar al animal, su cuerpo decapitado es soltado del navío y dejado al banquete del funeral al que asisten tiburones y aves. Pero capítulo aparte merece el procedimiento de decapitar a la ballena por la dificultad que este requiere.

71.La historia del "Jeroboam". 72.El andarivel. 73.Stubb y Flask matan una ballena (...) 74.La cabeza del cachalote (...) 75.La cabeza de la ballena franca (...) 76.El ariete. 77.El gran tonel de Heidelberg. 78.Cistena y cubos. 79.La dehesa. 80.El núcleo.

En su camino el Pequod se encuentra con un barco ballenero, intercambian señales y resulta ser el Jeroboam, un ballenero de Nantucket. Los del Jeroboam bajan un bote y se acercan al barco, pero de pronto se paran a cierta distancia pues a bordo hay una epidemia y temen contagiar a los del Pequod. En la lancha ven a un marinero del que les habían contado una historia los del Town-Ho, un pobre demente que se había proclamado él mismo como el arcángel San Gabriel, un charlatán que sin embargo había conseguido el favor de la tripulación y vivía libremente haciendo su voluntad a bordo del Jeroboam. Ahab les pregunta si han visto a Moby Dick y entonces le cuentan el extraño relato de su encuentro con el leviatán en el que perdió la vida el primer oficial y como esto había dado más poder al loco-arcángel Gabriel.
Regresa atrás Ismael para contar otro procedimiento en el descuartizamiento de la ballena, en el que un hombre, en esta caso Quiqueg, debía bajar a la ballena y trabajar allí entre el barco, la ballena, el mar y los feroces tiburones, sostenido por Ismael desde el barco con un andarivel (una cuerda que amarraba un hombre al otro.
Se interna el Pequod en una zona de brit, señal de la cercanía de ballenas francas, y aunque hasta ahora se habían cruzado con algunas dejándolas pasar, después de la caza del cachalote se decide que hoy se perseguirá una ballena franca. Pronto se divisa una ballena y Stubb y Flask salen en su busca, la cazan, la persiguen alrededor del barco con peligro de chocar contra el casco y finalmente cae muerta. Entonces se produce una conversación entre los dos oficiales, ya que se preguntan por qué el capitán ha querido cazar un animal tan innoble. Flask dice que se trata de un encantamiento de Fedallah, ya que se dice que el barco que lleve una cabeza de cachalote a estribor y una de ballena franca a babor no podrá zozobrar jamás. Hablan sobre Fedallah y el extraño trato que parece tener con el capitán Ahab y Stubb dice que el oriental es el demonio y que se le da ocasión lo tirará por la borda. Cuando llegaron al barco la cabeza fue cortada y colocada al lado de la otra, tal y como Flask había predicho.
Aprovechando el momento Ismael se dispone a darnos una lección de cetología comparando las dos cabezas de las principales especies de los leviatanes infolio y se extiende especialmente en las características de la parte frontal de la cabeza del cachalote que la hace servir como un ariete. Luego habla de cómo es en esa cabeza donde se encuentra en estado puro la más preciada sustancia: el aceite de esperma y pasa a narrar el difícil procedimiento por el cual se extrae éste. Resulta que un hombre, Tashtego, debe ser izado a la cabeza y allí con un cubo atado a un palo ir sacando el aceite por un agujero. En esta ocasión ocurrió un hecho extraordinario, ya que Tashtego resbaló y cayó dentro de la cabeza, la cual se soltó de sus ataduras y cayó al mar con él dentro, haciendo que peligrara su vida. Pero entonces el valiente Quiqueg se lanza al mar y salva al indio.

81.El "Pequod" encuentra al "Virgen". 82.El honor y la gloria de la cabeza de la ballena. 83.Jonás, considerado históricamente. 84.El marcado. 85.La fuente. 86.La cola. 87.La gran armada. 88.Escuelas y maestros. 89.Pez sujeto y pez libre. 90.Cabezas o colas.

El Pequod encuentra el barco alemán el Virgen y prontamente el capitán de éste sube a bordo. Después de negar el conocimiento de alguna noticia sobre Moby Dick, les pide un poco de aceite, pues se le ha acabado y todavía no ha cazado ni una sola ballena. Le regalan el aceite y en el momento en que el capitán alemán regresa a su barco es divisada una manada de ocho ballenas. Las lanchas son bajadas, pero el alemán lleva considerable ventaja por encontrarse ya de regreso a su barco. Sin embargo los botes del Pequod no desisten en entablar justa pelea. Un cachalote más grande, viejo y lento queda a la retaguardia y a merced de sus perseguidores. Con grandes esfuerzos los del Pequod alcanzan el bote del alemán y en el momento en que este se dispone a lanzar su arpón los tres del Pequod hacen lo mismo, alcanzando antes a la ballena. La persiguen y cuando por fin le dan muerte el cachalote empieza a hundirse inexorablemente, lo amarran con cuerdas y cadenas, pero ante la posibilidad de hundir el barco finalmente deciden cortarlas y deshacerse del animal que se pierde en las profundidades.
Ismael alaba de nuevo la caza de la ballena y habla de los predecesores de los balleneros. Así cuenta la historia de Perseo y Andrómeda, la de San Jorge y el dragón (que él cree que en realidad fue un leviatán), la de Hércules que fue tragado por una ballena, la de Jonás y la de Visnú.
Nos cuenta Ismael como los balleneros engrasan el fondo de sus botes para que se deslicen mejor sobre las aguas. Así lo hace Quiqueg y rápidamente puede ser puesto a prueba en la caza. Son divisadas varias ballenas que huyen apresuradamente. Finalmente Tashtego consigue clavar un hierro, pero sin zambullirse la ballena continúa su huida horizontal a gran velocidad. La tensión en el arpón puede hacer que este sea arrancado y entonces se realiza una maniobra que solo se pone en marcha cuando una ballena no se cansa de correr, "el marcado", que consiste en lanzar un arpón más ligero desde una gran distancia. Así dan muerte a la ballena.
Ismael se demora ahora en la descripción y análisis de la fuente de la ballena, es decir del chorro (¿de vapor, agua o niebla?) que surge de su cabeza. Igualmente lo hace con la cola del leviatán, indicando tamaño, movimiento y utilidades.
El Pequod se acerca ahora al estrecho de la Sonda que separa a Sumatra de Java, por donde espera pasar a la costa de Japón a tiempo para llegar a la temporada de la caza ballenera. Ya en el estrecho pronto es divisada una gran manada de cachalotes a dos o tres millas de distancia. El Pequod se lanza tras ella y al cabo de un rato los vigías avisan de la presencia de piratas malayos que los persiguen. El capitán Ahab manda redoblar los esfuerzos de la persecución, que ahora se ha convertido en huida y pronto dejan atrás a los piratas. Salen a mar abierto y las canoas son bajadas, pero los cachalotes parecen redoblar sus fuerzas y tras horas de remar tras ellas los marineros parecen a punto de desistir, cuando de pronto las ballenas caen en esa extraña perplejidad y se produce la desbandada. Ahora unas ballenas parecen nadar en círculos aterrorizadas y otras permanecen inmóviles, de forma que la manada ni avanza ni retrocede. Entonces las lanchas se separan y persiguen cada una a un animal en el borde de la manada. Quiqueg lanza el arpón y la ballena al sentirse herida huye internándose en el centro de la manada, con el consiguiente peligro para el bote. El cachalote consigue soltarse del arpón pero ahora la lancha ha quedado en mitad de la manada, donde los marineros pueden ver a las crías y sus madres. Una ballena herida enredada en un cable arponero con una azada de descuartizamiento en su extremo hace cundir el pánico entre las ballenas hiriéndolas. Esto hace que pronto se vuelvan a agrupar y se pongan en marcha. Finalmente solo consiguen cazar dos ballenas.
Cuenta ahora Ismael que las ballenas nadan en grupos de 30 o 50 ejemplares. Estos grupos son llamados "escuelas" y son de dos tipos, los formados casi exclusivamente por hembras y algún macho (es decir, un sultán acompañado de su harén) y los formados por machos o "toros". Así como estas bandas son llamadas escuelas, a los machos que las encabezan se les llama "maestros". Las escuelas de machos son como una masa de jóvenes colegiales, llenas de peleas y bromas, pero los cachalotes al crecer las abandonan buscando la tranquilidad de un harén.
Explica ahora las leyes de la pesquería ballenera, que son básicamente dos: 1. Un pez Sujeto pertenece a la persona que lo sujeta y 2. Un pez Suelto es caza libre para quien quiera que lo atrape antes. Cuenta también como las leyes de Inglaterra dictan que la cabeza es propiedad del rey y la cola de la reina, cosa que es como partir una manzana, pues poco queda de la ballena entre ambas partes.

91.El "Pequod" se encuentra con el "Capullo de Rosa". 92.Ambar gris. 93.El náufrago. 94.Un apretón de manos. 95.La sotana. 96.La destilería. 97.La lámpara. 98.Estiba y limpieza. 99.El doblón. 100.Pierna y brazo.

Cuenta el encuentro del Pequod con el Capullo de Rosa, un barco francés. Al acercarse a él perciben un olor terrible, que proviene de dos ballenas estalladas (muertas en el mar) que llevan a los costados. Stubb se acerca al barco y pregunta si han visto a Moby Dick, recibe una contestación negativa, pero entonces decide engañar a los de a bordo hablándoles de la posibilidad de contraer peste, todo con el objetivo de apoderarse del ámbar gris, sustancia que se encuentra en el interior de una de las ballenas enfermas.
Cuenta Ismael como en la operación de extraer el ámbar gris un remero de Stubb se dislocó el brazo y entonces el negrito Pip, aquel que hacía de vigía y tocaba la pandereta ocupó su lugar en la lancha de Stubb. En la primera ocasión que salieron a por una ballena, Pip atemorizado saltó de la lancha, quedó atrapado en la estacha y ésta tuvo que ser cortada perdiendo a la ballena. Todos los marineros lo regañaron y Stubb le prometió que si volvía a comportarse tan cobardemente lo dejaría abandonado en alta mar. Así sucedió una segunda vez, de forma que Pip quedó en mitad del mar, mientras las lanchas se lanzaban tras su caza, por suerte el mar se encontraba tranquilo y finalmente Pip pudo ser recogido por el Pequod, pero la impresión de encontrarse solo en el inmenso océano lo marcó para siempre.
Cuenta Ismael como una vez extraído el aceite de esperma éste a veces se enfriaba y cristalizaba y entonces él y otros marineros a base de apretones y sumergidos en una bañera de esperma se dedicaban a la labor de volver a hacerla fluida, labor que según él era muy agradable. Habla ahora con relación al aceite de esperma de otros elementos de la ballena que hay que tener en cuenta en el proceso de descuartizar y preparar el cachalote para las destilerías: el caballo-blanco, el pastel de ciruelas, el slobgollion, el gurry, las pinzas y la manta. Narra también como el marinero llamado trinchador se encarga de cortar los trozos de grasa de la piel colgada para ese propósito en las jarcias y las deja caer en los barriles para su destilación. Luego describe también el espectáculo dantesco, de fuego, azufre y humo, que la destilería del barco produce en él. Situado en la caña y guiando al Pequod, ese barco de fuego, por el mar, tan absorto se encuentra en tal visión de las llamas que a punto está de perder el control y hacer zozobrar la embarcación. Dice Ismael que mientras en el barco mercantil el marinero vive a oscuras pues el aceite es escaso, sin embargo en el ballenero los marineros bajan a la destilería a llenar sus lámparas y así el castillo de proa parece una capilla encendida. Finalmente narra las labores de limpieza de todo el navío después de la destilación, que cuando acaban pareciera que nos encontramos a bordo de un barco mercante, más acabadas estas vuelve a sonar el "ahí resopla" y de nuevo a comenzar.
Ismael cuenta como el doblón de oro que Ahab clavó en el palo mayor para quien divise a Moby Dick ha acabado por ganar todo un significado místico para los marineros, que estudian sus dibujos de montañas y del zodíaco, como si quisieran descubrir en él alguna profecía escondida.
El Pequod encuentra un barco inglés y por supuesto Ahab realiza inmediatamente la pregunta acostumbrada sobre la ballena blanca, cuando el capitán a bordo le muestra un brazo blanco de hueso de cachalote. Inmediatamente Ahab baja su bote y se dirige al barco, es izado a bordo y le pide al capitán que le cuente su encuentro con la ballena. Éste le cuenta todo en un tono más bien jocoso y le dice que ya nunca más se enfrentará a la ballena blanca, pues con un brazo tiene suficiente. Ahab le pregunta hacia donde se dirigía la ballena cuando la vio por última vez y repudiando las bromas del capitán vuelve a su bote, mientras el inglés se pregunta si no acaba de hablar con un hombre demente.

101.El frasco. 102.Una glorieta entre los arsácidas. 103. Medidas del esqueleto del cachalote. 104. La ballena fósil. 105.¿Disminuye el tamaño de la ballena?(...) 106.La pierna de Ahab. 107.El carpintero. 108.Ahab y el carpintero. 109.Ahab y Starbuck en la cabina. 110. Quiqueg en su ataúd.

Cuenta ahora Ismael, a propósito del barco inglés, algunos antecedentes de la caza de la ballena y habla de los predecesores de los de Nantucket, es decir, de los ingleses y antes que ellos, los holandeses, zelandeses y daneses y de sus costumbres alimentarias a bordo.
Dice Ismael que ya ha hablado bastante del cetáceo en su aspecto exterior y que ahora se dispone a describir su interior. El cual pudo observar en una ocasión que cazaron un cachalote cachorro y en compañía de su amigo el rey Tranquo, que tenía en su cabaña un esqueleto de cachalote que había sido varado muerto en la playa por una galerna. Describe el esqueleto de la ballena, repasa los hallazgos arqueológicos de cetáceos y se pregunta si debido a su continuo exterminio la ballena está cercana a desaparecer.
Al abandonar con tanta premura el capitán Ahab el barco inglés, se posó con tanto empuje sobre la lancha que su pierna de marfil recibió un choque que la dejó medio astillada. Inmediatamente Ahab llamó al carpintero y pidiendo que se pusiera a su disposición todo el marfil que se hubiera conseguido hasta ahora, le pidió que le construyera otra pierna nueva.
Starbuck se da cuenta de que los barriles de aceite están perdiendo, entonces le pide al capitán que se realice la operación necesaria para arreglarlos. Ahab se queja diciendo que ya están cerca de Japón y que realizar esa operación los demoraría una semana. Starbuck le dice que piense en los propietarios del barco y en las pérdidas que esto les puede ocasionar, pero por supuesto Ahab en su obsesión sólo piensa en una cosa. Ahab le insta a obedecer sus órdenes y apuntándole con una carabina le dice que suba a cubierta. Starbuck obedece pero antes le dice que Ahab debe cuidarse del mismo Ahab, insinuando que él es su peor enemigo. Finalmente Ahab, quien sabe por qué, hace caso a Starbuck y manda realizar las operaciones necesarias para reparar los barriles.
Durante las labores de limpieza de la bodega para reparar los barriles, Quiqueg que tiene que trabajar duramente parece contraer unas fiebres. Pronto empieza a adelgazar y tembloroso y muy desmejorado es llevado a su hamaca donde pide al carpintero que le construya un ataúd, copiando la costumbre que había presenciado en Nantucket de sepultar a los marineros en una especie de canoas, costumbre que no se alejaba mucho de la utilizada por su pueblo. Inmediatamente el carpintero se pone al trabajo y cuando acaba el ataúd lo lleva ante Quiqueg, que levantándose de la hamaca se acuesta en el ataúd para probar su comodidad. Sin embargo a los pocos días Quiqueg parece mejorar y tras comer y reposar unos días más, se levanta anunciando a todos que ya se encuentra perfectamente para volver a la caza.

111.El Pacífico. 112.El herrero. 113.La forja. 114.El dorador. 115.El "Pequod" encuentra al "Soltero". 116.La ballena agonizante. 117.La guardia a la ballena. 118.El cuadrante. 119.Las candelas. 120. La cubierta (...)

Pasan por fin a lo largo de las islas Bashi y llegan al Pacífico. Románticas disgresiones embriagan a Ismael, que sin embargo sabe qué diferentes pensamientos son los que alberga Ahab al llegar por fin a la zona pesquera del Japón, donde seguramente ahora nada la ballena blanca.
Cuenta Ismael como ahora el herrero trabajaba sin descanso en los diferentes trabajos que le requerían los jefes de lancha, arponeros y remeros y narra entonces la triste historia de aquel hombre, que habiendo conocido la felicidad del hogar y la familia, lo había perdido todo y entonces desesperado, pero sin valor para acabar con su propia vida se había embarcado en la caza de la ballena.
Mientras trabaja duramente Perth, el herrero, llega a su lado Ahab y le pide que le forje un arpón indestructible. Para eso le trae una bolsa llena de clavos de herradura, el material más duro y mejor con el que puede trabajar el herrero. Ahab le dice que quiere forjar su propio hierro, lo hace y luego le entrega sus navajas de afeitar para que haga el filo y finalmente le pide a sus arponeros paganos que le regalen algo de su sangre para templar el acero y mientras realiza esta operación declama: "Ego non baptizo te in nomine Patris, sed in nomine diaboli". Se ajusta el hiero a una de las pértigas de repuesto y entonces Ahab regresa a la cabina sombríamente con su nuevo arpón.
El Pequod se cruza con el Soltero, un barco ballenero al que ha sonreído la suerte, la caza de la ballena le ha sido propicia y se encuentra rebosante de aceite hasta los topes. Los marineros se encuentran en cubierta celebrando su regreso a casa, cuando Ahab desde su alcázar le pregunta al capitán si han visto a la ballena blanca. Éste le contesta que no, que sólo ha oído hablar de ella, pero que no cree en su existencia y le invita a subir a bordo para gozar de la fiesta. Ahab sombrío y huraño se burla del capitán y rechazando la invitación se aleja de la algarabía de su celebración.
Pero el encuentro con el Soltero parece traer buena suerte al Pequod que a la mañana siguiente divisa ballenas y cuatro fueron matadas, una por el mismo Ahab, que desde su lancha mira agonizar a la ballena y se admira de tal prodigio.
Una de las ballenas matadas queda tan lejos del barco que una lancha a de quedar junto a ella para que sea llevada al barco hasta la mañana siguiente. Esta lancha es la de Ahab, que queda de guardia con el Parsi toda la noche. Éste le cuenta que ha vuelto a tener el mismo sueño de nuevo, en el que ve que antes de morir Ahab, tres han de ver dos coches fúnebres en el mar, el primero no hecho de manos mortales, el segundo de una madera visible que haya crecido en América y que él, el Parsi irá por delante de Ahab como su piloto. El viejo Parsi vaticina por último que sólo el cáñamo podrá matar a Ahab, éste piensa que habla de la horca y entonces se ríe gritando que en tal caso debe de ser inmortal, tanto en tierra como en el mar.
Ahab utiliza el cuadrante para con la posición del sol, medir la latitud exacta donde se encuentra el Pequod, pero de pronto en un ataque de cólera decide destruir el instrumento pisoteándolo y dice que desde ese momento sólo se guiará por la brújula horizontal del barco. Los marineros atemorizados presencian esta escena hasta que Ahab da las órdenes pertinentes, mientras Starbuck se vuelve a lamentar de la locura de su capitán.
Ahora el Pequod se encuentra en medio de la tormenta más terrible que se da en el cálido mar del Japón: el tifón. En mitad de las maniobras para luchar contra esta terrible tormenta aparece en los tres palos del navío el fuego de San Telmo, iluminándolos con su fuego blanco, como si realmente ardieran. Entonces Ahab empieza un discurso llamando al fuego balnco para que los guíe tras la ballena blanca, pero en ese momento el arpón que mandó hacer el capitán también empieza a refulgir en el mismo fuego de San Telmo. Starbuck se dirige al capitán entonces diciendo que desista, que su viaje y su venganza están malditos y que mande volver a casa, pero Ahab impasible se dirige al arpón y tomándolo en sus manos de un solo soplo apaga el fuego blanco ante el pánico de los marineros. Starbuck insta al capitán, de pie junto al timón, que se arríe la verga de gavia y se izen las anclas que están cediendo en la tormenta, pero Ahab se niega y le ordena que amarre todo para hacer frente al tifón.

121. Medianoche (...) 122.Medianoche, arriba. Truenos y rayos. 123.El mosquete. 124.La aguja. 125.La corredera y el cordel. 126.La boya de salvamento. 127.En cubierta. 128. El "Pequod" encuentra al "Raquel". 129.La cabina. 130.El sombrero.

Stubb y Flask en lo alto de las amuradas del castillo de proa refuerzan las amarras de las anclas allí pendientes mientras hablan con cierta resignación del peligro al que los expone el capitán Ahab.
Unas horas después de medianoche el tifón disminuyó y se pudieron volver a amarrar las nuevas my el viento que sopló era propicio. Starbuck bajó entonces a dar las buenas noticias al capitán, pero antes de entrar en la cabina a la luz de la lámpara ve a Ahab dormido y ve también el mosquete con el que una vez le apuntó. Entonces piensa en matar al capitán para salvar a toda la tripulación de la muerte segura a la que cree que los lleva Ahab. Medita largo rato ante la puerta con el mosquete en la mano y al final desiste, el capitán despierta y Starbuck manda a Stubb para que le anuncie a Ahab las buenas nuevas.
A la mañana siguiente Ahab se da cuenta por la posición del sol de que el barco va hacia el oeste cuando la aguja de la brújula marca este, por lo cual deduce que la tormenta a invertido el magnetismo del aparato. Ante el presagio de las supersticiones de los marineros en cuanto a navegar con las brújulas invertidas, Ahab pide una lanza de punta de acero y a martillazos se construye otra brújula, proclamándose a sí mismo señor de la piedra imán ante el asombro de la tripulación.
Llega por fin el barco a las inmediaciones del ecuador y esa noche la tripulación oye unos gritos lastimeros como de fantasmas. A la mañana siguiente Ahab les explica que al pasar al lado de ciertas islas las focas que han perdido a sus crías o a sus madres posiblemente se acercaron al barco y lo que oyeron fueron sus llantos, que decididamente se asemejan a los de los humanos. Esta explicación sin embargo no tranquilizó a los marineros por las supersticiones que también corrían alrededor de las focas. Pero los presentimientos trágicos iban a encontrar pronta confirmación, pues a la mañana siguiente el primer marinero que subió a la cofa cayó al mar. Pronto se lanzó la boya de salvamento, que se llenó de agua y se hundió junto al marino. Así el primer hombre que subió a otear en la zona propia de la ballena blanca había perecido. La tripulación tomó esto con resignación, como si se tratara simplemente del cumplimiento de un mal hace tiempo presagiado. Se dieron entonces instrucciones para reemplazar la boya de salvamento, pero no encontrándose barril ni otra cosa suficientemente ligera, Quiqueg propuso su ataúd, ante el asombro y desconcierto de Starbuck y el mismo carpintero. Qué se podía esperar de un navío que llevara como boya de salvamento un ataúd.
El Pequod se encuentra con el Raquel, otro navío de Nantucket y se acerca como siempre a preguntar por la ballena blanca. En este caso recibe contestación afirmativa, la vieron ayer e inmediatamente el capitán del Raquel les pregunta si han visto una lancha ballenera a la deriva. El capitán sube al Pequod y ante las preguntas de Ahab, le cuenta su encuentro con la ballena blanca en el que se perdió la lancha, a bordo de la cual iba uno de sus hijos. Le pide a Ahab que le acompañe en su búsqueda de la lancha perdida, incluso le propone rentarle su embarcación y pagarle bien, pero el viejo cegado por la venganza y diciéndole que lleva prisa abandona al Raquel en su triste búsqueda.
Pasan cuatro días con los vigías siempre atentos por orden del capitán a la aparición de Moby Dick, cuatro días en los que Fedallah y Ahab parecen no dormir en su constante vigilancia. Sin embargo pasado este tiempo y como si desconfiara de la atención de sus vigías, Ahab manda ser él mismo izado al palo mayor. Allí uno de esos halcones marinos que rondan los barcos empieza a hacer círculos en torno a la cabeza de Ahab, que no le hace caso. Pero de pronto el pájaro le arrebata el sombrero, ante las advertencias de otro de los vigías, y llevándoselo por los aires lo deja caer al mar.

131. El "Pequod" encuentra al "Deleite". 132.La sinfonía. 133.La caza. Primer día. 134.La caza. Segundo día. 135.La caza. Tercer día. Epílogo.

El Pequod se cruza con el Deleite, sobre el que se pueden apreciar las lanchas balleneras destrozadas. De nuevo Ahab lanza su pregunta y si le han dado muerte. El capitán del Deleite dice que todavía no se a forjado el hierro que pueda dar muerte a Moby Dick, mientras sus hombres amortajan a cinco marineros que murieron persiguiendo a la ballena blanca. Ahab muestra entonces su arpón y afirma su intención de que éste será el que mate a la ballena. El Pequod sigue su camino mientras el Deleite lanza al mar a sus muertos.
Hablan en cubierta en un claro día Starbuck y Ahab de los dolores del alma del viejo capitán, recuerdan a sus esposas e hijos y Starbuck trata de convencer a Ahab de que abandone tan desquiciada empresa y que regresen todos a Nantucket ahora que todavía es tiempo.
Esa noche el viejo Ahab olfatea el aire y anuncia que debe haber alguna ballena cerca, por lo que cambia un poco el rumbo del barco para perseguir el peculiar olor del cachalote. A la mañana siguiente los vigías son llamados inmediatamente a las cofas. Ahab les pregunta si ven algo y ante su negativa se hace izar él mismo y a los pocos minutos de ser izado divisa anunciándolo con un grito el chorro de la ballena blanca, Moby Dick. Así el doblón de oro pertenece al capitán, que inmediatamente ordena que lo bajen y que las lanchas sean preparadas. Todas son arriadas menos la de Starbuck, que queda a bordo por orden de Ahab. Por fin tras una breve pero intensa persecución las lanchas se encuentran cerca de Moby Dick, de forma que pueden ver claramente su seductora joroba blanca. De pronto la ballena agita en el aire su cola y se sumerge en el mar. De pronto Tashego se fija en que los pájaros que siempre acompañan a la ballena se acercan a la lancha de Ahab. Éste mira al fondo pero no ve nada, sin embargo al instante divisa un punto blanco que se acerca desde las profundidades, es la cabeza con la mandíbula abierta de Moby Dick. Ahab ordena un giro para huir de la horrible embestida pero la ballena realiza otro movimiento y entonces al salir a flote se mete la proa en la boca. Ahab trata de soltar la lancha de los dientes de la ballena, pero ésta con un chasquido parte la embarcación en dos. Moby Dick queda nadando entre la tripulación naufragada impidiendo que las demás lanchas puedan venir en su ayuda. Toda esta maniobra se había visto desde el barco que en consecuencia se acercaba al lugar de los hechos. Ahab manda entonces que lancen el barco contra la ballena para espantarla y así los hombres en el agua pueden ser salvados. Mientras tanto Moby Dick se aleja de nuevo con renovadas energías y entonces los balleneros deciden subir de nuevo al Pequod para seguir así su persecución. La ballena vuelve a sumergirse y Ahab promete ahora que aquel que la divise en el día de su muerte se llevará su doblón de oro.
A la mañana siguiente siguen la búsqueda de la ballena y pronto se anuncia que algo sopla a lo lejos. Rápidamente se lanzan tras la señal, pero al no divisarla de nuevo, Ahab se da cuenta que lo que han visto no ha sido el chorro de la ballena y en ese momento como si quisiera reafirmar las sospechas del capitán, Moby Dick sale a la vista, saltando por encima de las olas como si estuviera desafiando a sus perseguidores. De nuevo Ahab manda bajar las lanchas pero ahora la ballena se dirige directamente hacia ellas. Ahab manda que la ataquen así proa con proa, es decir de frente. En el momento en que la ballena los alcanza eleva su cabeza abriendo las mandíbulas y moviendo la cola en todas direcciones, como si así quisiera causar el mayor destrozo posible. Las lanchas consiguen maniobrar para escapar a su envite y lanzan sus arpones enredando todas las estachas. Ahab jala su estacha haciendo salir a flote un montón de arpones y lanzas enredados a ellas y entonces debe cortar la estacha que le une a Moby Dick. Quedan así solamente las lanchas de Stubb y Flask prendidas a la ballena, que las acerca hacia su cola y las golpea juntas como si se trataran de cáscaras de naranja. Entonces la lancha de Ahab se acerca para rescatar a los marineros en el agua, pero en ese momento la ballena lanza su ancha frente contra el bote de Ahab mandándolo por los aires y haciéndola caer en el mar con la quilla hacia arriba. Otra vez el Pequod que se encontraba cerca y había sido testigo de la batalla fue en socorro de los hombres al agua. Cuando todos subieron a bordo se dieron cuenta que la pierna de Ahab había sido arrancada de nuevo y que el Parsi había desaparecido. Stubb anunció que le había parecido verlo enredado en una estacha y arrastrado abajo por la ballena. Ahab maldice la pérdida del Parsi, pero vuelve a anunciar su deseo de perseguir a la ballena hasta la muerte. Starbuck vuelve a recriminarlo, pero Ahab sin hacerle caso ordena los preparativos necesarios de las lanchas de repuesto para continuar la caza al día siguiente.
Llega el tercer día y en la tarde Ahab, al no haber avistado los vigías a la ballena, se da cuenta de que lo más probable es que en la noche la hayan adelantado y entonces hace virar el barco para salir a su encuentro. De nuevo es avistada la ballena y bajadas las lanchas, no sin que Starbuck quiera hacer desistir a su capitán por última vez. La ballena vuelve a sumergirse y cuando sale a flote vuelve a desfondar dos de las lanchas dejando la de Ahab intacta. Pero un espectáculo horrible llama la atención de todos, atado con cuerdas al lomo del leviatán, el parsi parece mirar directamente a Ahab, que recuerda la profecía del primer coche fúnebre. Manda el capitán volver a sus hombres al Pequod para arreglar las lanchas mientras él continúa la persecución. Ahab consigue arponear a la ballena, pero ésta herida vuelca la lancha de Ahab, lanzando fuera a los remeros. Consiguen volver a bordo y cuando Ahab manda jalar la estacha, ésta se rompe. Moby Dick se da entonces la vuelta para defenderse de la lancha, pero entonces al ver la masa negra del Pequod se lanza contra él furiosamente. Todos a bordo ven acercarse al leviatán e inmediatamente dejan sus tareas de reparación, quedan atemorizados cuando sienten la frente blanca golpear la proa del barco a estribor e inmediatamente oyen entrar por la brecha el agua. Desde la lancha Ahab recuerda la profecía del segundo coche fúnebre, cuya madera sólo podía ser americana. Vuelve Ahab a arponear a la ballena y al intentar desenredar la estacha, ésta le dio una vuelta al cuello y así salió disparado de la lancha ante el asombro de remeros. Éstos se preguntaban donde se encontraba el barco, que de pronto apareció para envolver en el remolino de su hundimiento a los de la lancha y hasta la última astilla que quedara del Pequod.
Cuenta finalmente Ismael como él pudo sobrevivir a la tragedia, pues siendo uno de los remeros de la lancha de Ahab, sustituyendo de hecho al Parsi muerto, en uno de los embistes de la ballena cayó lejos del torbellino del hundimiento del Pequod y entonces de ese mismo torbellino surgió por su flotabilidad el ataúd de Quiqueg, al que se aferró durante todo un día y una noche, acechado por los tiburones, hasta que fue recogido por el Raquel, que retrocedía en busca de sus hijos perdidos y que se encontró un huérfano.

PERSONAJES Moby Dick: La ballena blanca que da título al libro y cuya estela blanca recorre todo el libro, aunque realmente solo aparezca en las últimas páginas. Es la reencarnación del Mal y de la locura del capitán Ahab.
Ismael: Es el narrador de toda la historia, por ser además el único superviviente del trágico destino del Pequod.
Capitán Ahab: Es junto con Moby Dick el gran protagonista de la novela y su antagonista humano. Herido por la ballena en un anterior encuentro, en el que pierde su pierna, jura vengarse y perseguirla por todo el globo hasta matarla. Esta búsqueda de venganza lo obsesiona de tal modo que no duda en sacrificar a toda su tripulación para alcanzar su objetivo.
Quiqueg: Caníbal pagano que conoce Ismael en extrañas condiciones antes de embarcarse. Gran amigo de Ismael y primer arponero del Pequod.
Tasthego y Daggoo: Un indio y un africano son los encargados del arpón en las otras dos lanchas del Pequod.
Starbuck: Primer oficial del Pequod. Hombre sensato que trata de convencer en todo momento a Ahab de que abandone su absurda y suicida empresa, pero al mismo tiempo tan leal que acaba acompañándolo a la muerte.
Stubb y Flask: Los dos otros oficiales al mando de las lanchas balleneras del barco.
Fedallah: Oriental Parsi de aspecto sombrío y misterioso, que de forma extraoficial parece lugarteniente de Ahab en su único propósito de acabar con la ballena blanca.