jueves, 1 de noviembre de 2007

Moby Dick

Se realizan los preparativos para zarpar y se van llevando a bordo todas las cosas necesarias para un viaje de tres años. Quiqueg e Ismael van varias veces al barco, para llevar su equipaje y ayudar en los preparativos y en todo este tiempo no ven al capitán Ahab, que según Peleg y Bildad cada vez se encuentra mejor. Por fin se anuncia que el barco zarpará a la mañana siguiente.

21.Yendo a bordo. 22.Feliz Navidad. 23.La costa a sotavento. 24.El abogado defensor. 25.Apéndice. 26 y 27.Caballeros y escuderos. 28. Ahab. 29.Entra Ahab; después, Stubb. 30.La pipa.

Llegan al Pequod pero antes de subir a bordo los intercepta el anciano loco Elías que de nuevo les dirige extrañas palabras y malos augurios. Suben al barco pero no encuentran un alma, solo un aparejador dormido y entonces se ponen a fumar la pipa de Quiqueg hasta que oyen al primer oficial Starbuck. El aparejador les dice que el capitán Ahab llegó anoche al barco, pero éste sigue encerrado en su cabina.
Por fin se lanzan a la mar y el ajetreo en cubierta es grande. El capitán Ahab no aparece y todas las maniobras son dirigidas por los capitanes de tierra Peleg y Bildad, por el piloto y el primer oficial Starbuck. Finalmente Peleg y Bildad se suben a su bote y regresan a tierra entristecidos por tener que separarse de su barco y de sus marineros.
Ismael escribe ahora toda una apología de la caza de la ballena, saliendo al paso de las malas críticas y glosando todas sus bondades y excelencias. Luego describe a Starbuck, el primer oficial del Pequod, como un hombre duro, valeroso y temeroso de la ballena, que ve la caza como un oficio y no como una búsqueda de aventuras. Luego describe a Stubb, el segundo oficial natural de Cape Cod, como un hombre alegre con su pipa y alejado totalmente del miedo a la ballena y a la muerte. El tercer oficial era Flask, natural de Tisbury y al que parecía que la ballena había afrentado de forma personal por el odio que éste le profería. Estos hombres eran los que mandaban las tres lanchas balleneras del Pequod y sus arponeros correspondientes eran: Quiqueg era escudero de Starbuck, Tashego, un indio puro de Gay-Head, lo era de Stubb, y Dagoo, un negro de aspecto salvaje de Flask. Todos los demás hombres del Pequod, como ocurre a menudo en la pesca de la ballena eran extranjeros (aunque los oficiales eran norteamericanos) y sobretodo isleños.
Cuenta Ismael que hasta ese momento no se ha visto aparecer a Ahab, pero que la impresión de los tres oficiales de a bordo era suficiente para aliviar cualquiera de las sospechas fundadas por el loco Ismael. Un día por fin aparece en el alcázar el capitán Ahab, causando en Ismael una gran impresión. Con esa cicatriz o señal blanca que cruzaba toda su cara y se perdía dentro de sus ropas y con su pata de palo hecha de dentadura de cachalote pasaba horas en el alcázar como si de una estatua se tratase.
Cada día que pasa y se van alejando hacia el sur el tiempo parece ser mejor, pero esto no parece aliviar el semblante de Ahab, que cada día duerme menos y pasa más horas sobre cubierta. En la noche camina y el ruido de su pierna golpeando la madera no deja dormir a los marineros, así que un día Stubb decide pedirle que se ponga algo en su pata de palo y Ahab se lanza encolerizado contra él, insultándolo y asustándolo de tal forma que Stubb vuelve costernado y sin haber conseguido nada a su favor. Ahab queda en cubierta y manda a un marino por su pipa, la enciende pero se queja de que aquel artilugio construido para apaciguar a sus dueños ya no le produce ninguna calma y entonces se deshace de ella lanzándola al mar.

31.La reina Mab. 32.Cetología. 33.El "Troceador". 34.La mesa de la cabina. 35.La cofa. 36. La toldilla. 37.Atardecer. 38.Oscurecer. 39.Primera guardia nocturna. 40.Medianoche. Castillo de proa.

Stubb le cuenta a Flask un extraño sueño en el que Ahab le daba una patada con su pata de marfil y comentan que es un hombre extraño, al mismo tiempo que Ahab grita a los vigías que si ven una ballena blanca por ahí deben partirse el pecho gritando.
Hace ahora Ismael una pequeña clasificación de los tipos de ballenas que podemos encontrar y admite la dificultad que el estudio de ésta entraña. Nos habla también de otras costumbres a bordo, como la figura del "troceador" o jefe de arponeros, las diferencias entre marineros y oficiales, la costumbre de que los oficiales comieran con el capitán en la mesa de la cabina y como era la ceremonia con que ésta se realizaba y cómo variaba cuando los arponeros Quiqueg, Tashtego y Daggoo bajaban a comer, atendidos por el temeroso mayordomo, Dough-Boy. También nos habla de la cofa, cuando le toca su primer turno en ella, y describe ampliamente este puesto de vigilancia en lo alto de los mástiles.
Una mañana sube Ahab a cubierta y comienza a elevar los ánimos de la tripulación preguntándoles qué hacen cuando ven una ballena. Luego habla a los vigías de la ballena blanca que ya le han oído nombrar otras veces y sacando una moneda de oro y clavándola en el palo mayor promete que ésta será para aquel que divise a la ballena blanca, pues les dice que fue para saciar su sed de venganza contra ella por lo que se embarcaron. Los arponeros entonces le preguntan si no es esta ballena aquella conocida con el nombre de Moby Dick. Por supuesto que es ella, contesta Ahab y entonces Starbuck le pregunta si no fue esta ballena la que le dejó sin pierna y se queja, pues dice que él no se embarcó para ajustar las cuentas personales de nadie, sino para hacer negocio cazando ballenas. Entonces Ahab sin hacerle caso continúa su discurso agitando a la tripulación y juntándolos a todos realiza un extraño ritual, cruzando los arpones de sus oficiales y haciendo pasar la medida de grog (una bebida alcohólica) entre la tripulación sella el pacto de cazar a Moby Dick.
Al atardecer Ahab sentado solo en su cabina y mirando por las ventanas de popa rumia su propósito de venganza, pues si la profecía dijo que él sería desmembrado por la ballena, ahora él profetiza que la desmembrará a ella. Cuando oscurece Starbuck junto al palo mayor cavila sobre la suerte de su destino, que se haya irremediablemente ligado a la búsqueda de venganza de su capitán. Se lamenta, pero al mismo tiempo siente que debe aceptar ese destino incierto. En la primera guardia nocturna se encuentra Stubb en la cofa de trinquete arreglando una braza, piensa en Starbuck y Ahab, pero al contrario que ellos su talante permanece sereno y sonriente ante lo que pueda acaecer en el futuro.
A medianoche en el castillo de Proa los arponeros y marineros de todas las nacionalidades cantan una canción y bailan.

41.Moby Dick. 42.La blancura de la ballena. 43.¡Escucha! 44.La carta. 45.El testimonio. 46.Hipótesis. 47.El esterero. 48.El primer ataque. 49.La hiena. 50.La lancha y la tripulación de Ahab. Fedallah.

Nos cuenta Ismael como entre los balleneros tenía fama de especial ferocidad el cachalote, de tal forma que no todos los cazadores de ballenas se atrevían a salir en su busca. Entre ellos era conocida Moby Dick como el más peligroso de estos animales y las historias que circulaban en torno a ella habían hecho crecer el mito de su sed de sangre, haciéndola portadora de extraños y supersticiosos poderes: la ubicuidad, ya que podía vérsela en dos lugares diferentes y muy alejados en un corto espacio de tiempo, su extraordinario tamaño, su blancura, su frente arrugada, su mandibula inferior torcida, su alta y blanca joroba en forma de pirámide y sobretodo su traidora inteligencia que había hecho acabar en desgracia varias de sus persecuciones, como en el caso de Ahab, que viendo sus tres lanchas desfondas en torno a él se había lanzado con su cuchillo contra la ballena, momento en le que esta con su mandíbula le había cercenado la pierna. Desde ese momento y a lo largo de toda su convalecencia de regreso a casa el odio de Ahab contra Moby Dick fue creciendo y en su delirio y locura llegó a identificar todos sus males en la figura de la ballena. Así es que desde entonces no pensó en otra cosa que en embarcarse e ir en su busca.
Sigue una disquisición de Ismael sobre la razón de que la blancura de cosas horrendas las haga más espantosas todavía.
Dos marineros están de guardia a la medianoche cuando uno de ellos escucha en la bodega algo parecido a una tos y empiezan a sospechar que hay alguien escondido en la bodega de popa.
Cuenta Ismael como el capitán Ahab pasaba horas en su cabina estudiando diferentes cartas de navegación en donde al parecer tenía trazadas diferentes rutas utilizadas por las ballenas y lugares en las que habían sido vistas en diferentes partes del año, por supuesto con la clara intención de localizar a la ballena blanca.
Narra ahora Ismael varias anécdotas vividas o escuchadas por él sobre la ferocidad del cachalote y su increíble fuerza, que le a permitido en varias ocasiones hundir no solo lanchas, sino navíos enteros.
Mientras tanto seguía normalmente los procedimientos para la caza de la ballena, pues aunque Ahab había anunciado tal vez un poco precipitadamente el verdadero y personal motivo del viaje, sabía sin embargo que debía seguir el procedimiento del negocio, pues de lo contrario la tripulación podía acusarlo de usurpador y arrebatarle el mando del barco.
Una tarde nublada y bochornosa mientras Ismael y Quiqueg se encuentran tejiendo la estera de sable, de pronto se oye gritar a Tashtego el "por allí resopla" que avisa de la presencia de ballenas. Inmediatamente se preparan las lanchas dispuestos todos a lanzarse tras los cachalotes. Pero justo en el momento en que se disponían a bajar las lanchas algo llamó la atención de la tripulación, cinco figuras fantasmales bajo las órdenes de Ahab, aborígenes de Manila enfundados en negros trajes chinos, estaban bajando la lancha del capitán. Tras la orden de Ahab todos los botes son bajados al agua y sus respectivos pasajeros exhortados a remar tras la manada de ballenas. Todavía sin salir del asombro por la aparición de los cinco ayudantes de Ahab los marineros se lanzan en la persecución de las ballenas, las lanchas se separan y la tormenta se cierne sobre la caza. En la lancha de Starbuck Ismael narra el momento en que teniendo a la ballena a tiro, Quiqueg lanza su arpón. Falla, la ballena zarandea la lancha y el chubasco ruge, de pronto el bote se encuentra inundado y los de a bordo gritan en busca del auxilio de otras lanchas. Prenden un farol y mojados y desesperanzados esperan el alba. De pronto entre la niebla aparece el Pequod, que los andaba buscando, dirigiéndose directamente hacia el bote. Los marineros tienen justo el tiempo de saltar al mar antes de que la quilla del barco parta en dos la pequeña embarcación. Finalmente son rescatados y llevados a bordo.
Después de este incidente Ismael se pregunta si este tipo de sucesos es habitual en la caza de la ballena y tanto Quiqueg como los primeros oficiales le contestan que sí. Entonces recuerda que Starbuck, el oficial que mandaba su lancha es conocido por su gran cuidado y prudencia en la caza, y aún así se lanzó de cabeza contra una ballena en mitad de una tormenta. Absorto en estas cavilaciones Ismael decide hacer su testamento, como si de esa forma se quitara un peso de encima.
Vuelve Ismael sobre la extraña tripulación de la lancha de Ahab y especialmente sobre la figura de Fedallah, que parece mandar a los otros cuatro y estar unido a Ahab por un extraño lazo.

51.El chorro fantasma. 52.El "Albatros". 53.El "Gam". 54.La historia del "Town-Ho". 55.De las imágenes monstruosas de las ballenas. 56.De las imágenes menos erróneas de las ballenas (...) 57.Sobre las ballenas en pintura (...) 58.Brit. 59.El pulpo. 60.La estacha.

Después de varias semanas de navegación cuenta Ismael como Fedallah subía en las noches a la cofa y desde ahí una noche de luna llena avistó un chorro plateado de ballena. Inmediatamente se lanzó el Pequod tras él, pero igual que aparecía súbitamente desaparecía para volver a ser visto dos o tres noches después. Y así sucesivamente hasta que entre los marineros empezaron a correr rumores de que se trataba del chorro de Moby Dick. Persiguiendo el chorro solitario alcanzan el Cabo de Buena Esperanza y desde entonces les acompaña la tormenta, bajo la cual sin embargo, como una noche observa Starbuck, el capitán Ahab sigue consultando sus mapas de navegación siempre en pos de su único objetivo.
Un día se encuentran con un barco llamado el "Albatros". Los dos navíos se acercan y cuando el capitán Ahab pregunta al capitán del barco si han divisado a la ballena blanco, el altavoz cae de las manos del capitán del "Albatros" al mar y entonces el barco se aleja del Pequod como si éste tuviera la peste a bordo. Nos cuenta entonces Ismael la costumbre ballenera del "gam", que consiste en la reunión de dos o más barcos en alta mar y las visitas respectivas de una tripulación a la otra.
Cuenta ahora Ismael la historia del "Town-Ho", tal y como se la narró en la "Posada de Oro" en Lima a unos caballeros españoles. Las rencillas entre un marino y un oficial, el consecuente motín a bordo, el término de la rebelión y el encuentro del barco con Moby Dick. La muerte del oficial en las fauces del cachalote y el destino final del barco y sus marineros.
Nos habla Ismael de las diferentes imágenes en dibujos, grabados o estatuas que del leviatán se han representado a lo largo de la historia. Irónicamente se ríe de la falsedad de todas ellas, concluyendo que finalmente la única forma de conocer la verdadera forma de la ballena es ir personalmente en su busca. A continuación enumera y describe los mejores grabados que conoce sobre el animal y su caza y nos da cuenta de la especial habilidad de algunos marineros para tallar en marfil u otros materiales estatuillas de la ballena.
Narra como el Pequod se adentra en vastas praderas de brit, el alimento de la ballena franca, y divisa algunas ballenas alimentándose fuera de su alcance. Una mañana Daggoo divisa una enorme masa blanca saliendo del agua. Todos salen en persecución de la ballena blanca, pero al acercarse al animal se dan cuenta que se trata de un pulpo gigante. Flask pregunta a Starbuck qué era eso y éste le contesta que se trataba del gran pulpo, que según cuentan pocos barcos balleneros han divisado y han regresado sanos y salvos para contarlo.
Ismael describe ahora la estacha, hecha de cáñamo o cabo de abacá, que es la cuerda que une al arpón y a la lancha y que se utiliza para perseguir a la ballena cuando ya ha sido herida por el primer arponazo.

61.Stubb mata un cachalote. 62.El arponeo. 63.La horquilla. 64.La cena de Stubb. 65.La ballena como plato. 66.La matanza de los tiburones. 67.Descuartizando. 68.El cobertor. 69.El funeral. 70.La esfinge.

En un día bochornoso y tranquilo mientras toda la tripulación se encuentra adormilada aparece de pronto cerca del barco un cachalote. Inmediatamente todos los botes son bajados al mar y empieza la persecución. El cetáceo se encuentra delante de la lancha de Stubb y por tanto él se hace cargo de la caza. Tashtego lanza el arpón y corre la estacha mientras Stubb fuma su pipa y dirige toda la operación. Consiguen por fin acercarse al leviatán y le clavan las lanzas una y otra vez, la mar se tiñe del rojo de la sangre del animal y por fin con un último chorro ensangrentado muere. Cuenta Ismael como el arponero debe de remar igual o más que los demás y luego además llegado el momento tirar el arpón contra la ballena a veces a gran distancia, dice que esto le parece la razón de la mayoría de los fracasos en la caza, pues el arponero al lanzar se encuentra ya cansado. Describe también la horquilla, un palo insertado en la lancha que sirve de apoyo a los dos arpones. Éstos dice, están unidos los dos a la estacha y de esta forma aunque al arponero no le de tiempo de lanzar el segundo hierro, éste debe ser tirado por la borda, convirtiéndose desde ese momento en una auténtica arma a la deriva.
Llevan entonces su caza al barco y al caer la noche la ballena es atada al costado del navío bajo las entusiastas órdenes de Stubb, que además pide que esa noche se le prepare un filete de cachalote. Esa noche también los tiburones cenan cachalote mientras Stubb discute con el cocinero la manera correcta de cocinar el cachalote. Ismael diserta ahora sobre la ballena como alimento, sobre sus defensores y detractores. Como no se procede al descuartizamiento del cachalote inmediatamente, dos marineros deben bajar por turnos de una hora para con su azada ballenera alejar a los tiburones, que de otra forma acabarían con el cachalote.
Describe Ismael el minucioso y difícil procedimiento por el cual la ballena es descuartizada, sacándole tiras de grasa como si se tratase de pelar una naranja. Después de desollar al animal, su cuerpo decapitado es soltado del navío y dejado al banquete del funeral al que asisten tiburones y aves. Pero capítulo aparte merece el procedimiento de decapitar a la ballena por la dificultad que este requiere.

71.La historia del "Jeroboam". 72.El andarivel. 73.Stubb y Flask matan una ballena (...) 74.La cabeza del cachalote (...) 75.La cabeza de la ballena franca (...) 76.El ariete. 77.El gran tonel de Heidelberg. 78.Cistena y cubos. 79.La dehesa. 80.El núcleo.

En su camino el Pequod se encuentra con un barco ballenero, intercambian señales y resulta ser el Jeroboam, un ballenero de Nantucket. Los del Jeroboam bajan un bote y se acercan al barco, pero de pronto se paran a cierta distancia pues a bordo hay una epidemia y temen contagiar a los del Pequod. En la lancha ven a un marinero del que les habían contado una historia los del Town-Ho, un pobre demente que se había proclamado él mismo como el arcángel San Gabriel, un charlatán que sin embargo había conseguido el favor de la tripulación y vivía libremente haciendo su voluntad a bordo del Jeroboam. Ahab les pregunta si han visto a Moby Dick y entonces le cuentan el extraño relato de su encuentro con el leviatán en el que perdió la vida el primer oficial y como esto había dado más poder al loco-arcángel Gabriel.
Regresa atrás Ismael para contar otro procedimiento en el descuartizamiento de la ballena, en el que un hombre, en esta caso Quiqueg, debía bajar a la ballena y trabajar allí entre el barco, la ballena, el mar y los feroces tiburones, sostenido por Ismael desde el barco con un andarivel (una cuerda que amarraba un hombre al otro.
Se interna el Pequod en una zona de brit, señal de la cercanía de ballenas francas, y aunque hasta ahora se habían cruzado con algunas dejándolas pasar, después de la caza del cachalote se decide que hoy se perseguirá una ballena franca. Pronto se divisa una ballena y Stubb y Flask salen en su busca, la cazan, la persiguen alrededor del barco con peligro de chocar contra el casco y finalmente cae muerta. Entonces se produce una conversación entre los dos oficiales, ya que se preguntan por qué el capitán ha querido cazar un animal tan innoble. Flask dice que se trata de un encantamiento de Fedallah, ya que se dice que el barco que lleve una cabeza de cachalote a estribor y una de ballena franca a babor no podrá zozobrar jamás. Hablan sobre Fedallah y el extraño trato que parece tener con el capitán Ahab y Stubb dice que el oriental es el demonio y que se le da ocasión lo tirará por la borda. Cuando llegaron al barco la cabeza fue cortada y colocada al lado de la otra, tal y como Flask había predicho.
Aprovechando el momento Ismael se dispone a darnos una lección de cetología comparando las dos cabezas de las principales especies de los leviatanes infolio y se extiende especialmente en las características de la parte frontal de la cabeza del cachalote que la hace servir como un ariete. Luego habla de cómo es en esa cabeza donde se encuentra en estado puro la más preciada sustancia: el aceite de esperma y pasa a narrar el difícil procedimiento por el cual se extrae éste. Resulta que un hombre, Tashtego, debe ser izado a la cabeza y allí con un cubo atado a un palo ir sacando el aceite por un agujero. En esta ocasión ocurrió un hecho extraordinario, ya que Tashtego resbaló y cayó dentro de la cabeza, la cual se soltó de sus ataduras y cayó al mar con él dentro, haciendo que peligrara su vida. Pero entonces el valiente Quiqueg se lanza al mar y salva al indio.

81.El "Pequod" encuentra al "Virgen". 82.El honor y la gloria de la cabeza de la ballena. 83.Jonás, considerado históricamente. 84.El marcado. 85.La fuente. 86.La cola. 87.La gran armada. 88.Escuelas y maestros. 89.Pez sujeto y pez libre. 90.Cabezas o colas.

El Pequod encuentra el barco alemán el Virgen y prontamente el capitán de éste sube a bordo. Después de negar el conocimiento de alguna noticia sobre Moby Dick, les pide un poco de aceite, pues se le ha acabado y todavía no ha cazado ni una sola ballena. Le regalan el aceite y en el momento en que el capitán alemán regresa a su barco es divisada una manada de ocho ballenas. Las lanchas son bajadas, pero el alemán lleva considerable ventaja por encontrarse ya de regreso a su barco. Sin embargo los botes del Pequod no desisten en entablar justa pelea. Un cachalote más grande, viejo y lento queda a la retaguardia y a merced de sus perseguidores. Con grandes esfuerzos los del Pequod alcanzan el bote del alemán y en el momento en que este se dispone a lanzar su arpón los tres del Pequod hacen lo mismo, alcanzando antes a la ballena. La persiguen y cuando por fin le dan muerte el cachalote empieza a hundirse inexorablemente, lo amarran con cuerdas y cadenas, pero ante la posibilidad de hundir el barco finalmente deciden cortarlas y deshacerse del animal que se pierde en las profundidades.
Ismael alaba de nuevo la caza de la ballena y habla de los predecesores de los balleneros. Así cuenta la historia de Perseo y Andrómeda, la de San Jorge y el dragón (que él cree que en realidad fue un leviatán), la de Hércules que fue tragado por una ballena, la de Jonás y la de Visnú.
Nos cuenta Ismael como los balleneros engrasan el fondo de sus botes para que se deslicen mejor sobre las aguas. Así lo hace Quiqueg y rápidamente puede ser puesto a prueba en la caza. Son divisadas varias ballenas que huyen apresuradamente. Finalmente Tashtego consigue clavar un hierro, pero sin zambullirse la ballena continúa su huida horizontal a gran velocidad. La tensión en el arpón puede hacer que este sea arrancado y entonces se realiza una maniobra que solo se pone en marcha cuando una ballena no se cansa de correr, "el marcado", que consiste en lanzar un arpón más ligero desde una gran distancia. Así dan muerte a la ballena.
Ismael se demora ahora en la descripción y análisis de la fuente de la ballena, es decir del chorro (¿de vapor, agua o niebla?) que surge de su cabeza. Igualmente lo hace con la cola del leviatán, indicando tamaño, movimiento y utilidades.
El Pequod se acerca ahora al estrecho de la Sonda que separa a Sumatra de Java, por donde espera pasar a la costa de Japón a tiempo para llegar a la temporada de la caza ballenera. Ya en el estrecho pronto es divisada una gran manada de cachalotes a dos o tres millas de distancia. El Pequod se lanza tras ella y al cabo de un rato los vigías avisan de la presencia de piratas malayos que los persiguen. El capitán Ahab manda redoblar los esfuerzos de la persecución, que ahora se ha convertido en huida y pronto dejan atrás a los piratas. Salen a mar abierto y las canoas son bajadas, pero los cachalotes parecen redoblar sus fuerzas y tras horas de remar tras ellas los marineros parecen a punto de desistir, cuando de pronto las ballenas caen en esa extraña perplejidad y se produce la desbandada. Ahora unas ballenas parecen nadar en círculos aterrorizadas y otras permanecen inmóviles, de forma que la manada ni avanza ni retrocede. Entonces las lanchas se separan y persiguen cada una a un animal en el borde de la manada. Quiqueg lanza el arpón y la ballena al sentirse herida huye internándose en el centro de la manada, con el consiguiente peligro para el bote. El cachalote consigue soltarse del arpón pero ahora la lancha ha quedado en mitad de la manada, donde los marineros pueden ver a las crías y sus madres. Una ballena herida enredada en un cable arponero con una azada de descuartizamiento en su extremo hace cundir el pánico entre las ballenas hiriéndolas. Esto hace que pronto se vuelvan a agrupar y se pongan en marcha. Finalmente solo consiguen cazar dos ballenas.
Cuenta ahora Ismael que las ballenas nadan en grupos de 30 o 50 ejemplares. Estos grupos son llamados "escuelas" y son de dos tipos, los formados casi exclusivamente por hembras y algún macho (es decir, un sultán acompañado de su harén) y los formados por machos o "toros". Así como estas bandas son llamadas escuelas, a los machos que las encabezan se les llama "maestros". Las escuelas de machos son como una masa de jóvenes colegiales, llenas de peleas y bromas, pero los cachalotes al crecer las abandonan buscando la tranquilidad de un harén.
Explica ahora las leyes de la pesquería ballenera, que son básicamente dos: 1. Un pez Sujeto pertenece a la persona que lo sujeta y 2. Un pez Suelto es caza libre para quien quiera que lo atrape antes. Cuenta también como las leyes de Inglaterra dictan que la cabeza es propiedad del rey y la cola de la reina, cosa que es como partir una manzana, pues poco queda de la ballena entre ambas partes.

91.El "Pequod" se encuentra con el "Capullo de Rosa". 92.Ambar gris. 93.El náufrago. 94.Un apretón de manos. 95.La sotana. 96.La destilería. 97.La lámpara. 98.Estiba y limpieza. 99.El doblón. 100.Pierna y brazo.

Cuenta el encuentro del Pequod con el Capullo de Rosa, un barco francés. Al acercarse a él perciben un olor terrible, que proviene de dos ballenas estalladas (muertas en el mar) que llevan a los costados. Stubb se acerca al barco y pregunta si han visto a Moby Dick, recibe una contestación negativa, pero entonces decide engañar a los de a bordo hablándoles de la posibilidad de contraer peste, todo con el objetivo de apoderarse del ámbar gris, sustancia que se encuentra en el interior de una de las ballenas enfermas.
Cuenta Ismael como en la operación de extraer el ámbar gris un remero de Stubb se dislocó el brazo y entonces el negrito Pip, aquel que hacía de vigía y tocaba la pandereta ocupó su lugar en la lancha de Stubb. En la primera ocasión que salieron a por una ballena, Pip atemorizado saltó de la lancha, quedó atrapado en la estacha y ésta tuvo que ser cortada perdiendo a la ballena. Todos los marineros lo regañaron y Stubb le prometió que si volvía a comportarse tan cobardemente lo dejaría abandonado en alta mar. Así sucedió una segunda vez, de forma que Pip quedó en mitad del mar, mientras las lanchas se lanzaban tras su caza, por suerte el mar se encontraba tranquilo y finalmente Pip pudo ser recogido por el Pequod, pero la impresión de encontrarse solo en el inmenso océano lo marcó para siempre.
Cuenta Ismael como una vez extraído el aceite de esperma éste a veces se enfriaba y cristalizaba y entonces él y otros marineros a base de apretones y sumergidos en una bañera de esperma se dedicaban a la labor de volver a hacerla fluida, labor que según él era muy agradable. Habla ahora con relación al aceite de esperma de otros elementos de la ballena que hay que tener en cuenta en el proceso de descuartizar y preparar el cachalote para las destilerías: el caballo-blanco, el pastel de ciruelas, el slobgollion, el gurry, las pinzas y la manta. Narra también como el marinero llamado trinchador se encarga de cortar los trozos de grasa de la piel colgada para ese propósito en las jarcias y las deja caer en los barriles para su destilación. Luego describe también el espectáculo dantesco, de fuego, azufre y humo, que la destilería del barco produce en él. Situado en la caña y guiando al Pequod, ese barco de fuego, por el mar, tan absorto se encuentra en tal visión de las llamas que a punto está de perder el control y hacer zozobrar la embarcación. Dice Ismael que mientras en el barco mercantil el marinero vive a oscuras pues el aceite es escaso, sin embargo en el ballenero los marineros bajan a la destilería a llenar sus lámparas y así el castillo de proa parece una capilla encendida. Finalmente narra las labores de limpieza de todo el navío después de la destilación, que cuando acaban pareciera que nos encontramos a bordo de un barco mercante, más acabadas estas vuelve a sonar el "ahí resopla" y de nuevo a comenzar.
Ismael cuenta como el doblón de oro que Ahab clavó en el palo mayor para quien divise a Moby Dick ha acabado por ganar todo un significado místico para los marineros, que estudian sus dibujos de montañas y del zodíaco, como si quisieran descubrir en él alguna profecía escondida.
El Pequod encuentra un barco inglés y por supuesto Ahab realiza inmediatamente la pregunta acostumbrada sobre la ballena blanca, cuando el capitán a bordo le muestra un brazo blanco de hueso de cachalote. Inmediatamente Ahab baja su bote y se dirige al barco, es izado a bordo y le pide al capitán que le cuente su encuentro con la ballena. Éste le cuenta todo en un tono más bien jocoso y le dice que ya nunca más se enfrentará a la ballena blanca, pues con un brazo tiene suficiente. Ahab le pregunta hacia donde se dirigía la ballena cuando la vio por última vez y repudiando las bromas del capitán vuelve a su bote, mientras el inglés se pregunta si no acaba de hablar con un hombre demente.

101.El frasco. 102.Una glorieta entre los arsácidas. 103. Medidas del esqueleto del cachalote. 104. La ballena fósil. 105.¿Disminuye el tamaño de la ballena?(...) 106.La pierna de Ahab. 107.El carpintero. 108.Ahab y el carpintero. 109.Ahab y Starbuck en la cabina. 110. Quiqueg en su ataúd.

Cuenta ahora Ismael, a propósito del barco inglés, algunos antecedentes de la caza de la ballena y habla de los predecesores de los de Nantucket, es decir, de los ingleses y antes que ellos, los holandeses, zelandeses y daneses y de sus costumbres alimentarias a bordo.
Dice Ismael que ya ha hablado bastante del cetáceo en su aspecto exterior y que ahora se dispone a describir su interior. El cual pudo observar en una ocasión que cazaron un cachalote cachorro y en compañía de su amigo el rey Tranquo, que tenía en su cabaña un esqueleto de cachalote que había sido varado muerto en la playa por una galerna. Describe el esqueleto de la ballena, repasa los hallazgos arqueológicos de cetáceos y se pregunta si debido a su continuo exterminio la ballena está cercana a desaparecer.
Al abandonar con tanta premura el capitán Ahab el barco inglés, se posó con tanto empuje sobre la lancha que su pierna de marfil recibió un choque que la dejó medio astillada. Inmediatamente Ahab llamó al carpintero y pidiendo que se pusiera a su disposición todo el marfil que se hubiera conseguido hasta ahora, le pidió que le construyera otra pierna nueva.
Starbuck se da cuenta de que los barriles de aceite están perdiendo, entonces le pide al capitán que se realice la operación necesaria para arreglarlos. Ahab se queja diciendo que ya están cerca de Japón y que realizar esa operación los demoraría una semana. Starbuck le dice que piense en los propietarios del barco y en las pérdidas que esto les puede ocasionar, pero por supuesto Ahab en su obsesión sólo piensa en una cosa. Ahab le insta a obedecer sus órdenes y apuntándole con una carabina le dice que suba a cubierta. Starbuck obedece pero antes le dice que Ahab debe cuidarse del mismo Ahab, insinuando que él es su peor enemigo. Finalmente Ahab, quien sabe por qué, hace caso a Starbuck y manda realizar las operaciones necesarias para reparar los barriles.
Durante las labores de limpieza de la bodega para reparar los barriles, Quiqueg que tiene que trabajar duramente parece contraer unas fiebres. Pronto empieza a adelgazar y tembloroso y muy desmejorado es llevado a su hamaca donde pide al carpintero que le construya un ataúd, copiando la costumbre que había presenciado en Nantucket de sepultar a los marineros en una especie de canoas, costumbre que no se alejaba mucho de la utilizada por su pueblo. Inmediatamente el carpintero se pone al trabajo y cuando acaba el ataúd lo lleva ante Quiqueg, que levantándose de la hamaca se acuesta en el ataúd para probar su comodidad. Sin embargo a los pocos días Quiqueg parece mejorar y tras comer y reposar unos días más, se levanta anunciando a todos que ya se encuentra perfectamente para volver a la caza.

111.El Pacífico. 112.El herrero. 113.La forja. 114.El dorador. 115.El "Pequod" encuentra al "Soltero". 116.La ballena agonizante. 117.La guardia a la ballena. 118.El cuadrante. 119.Las candelas. 120. La cubierta (...)

Pasan por fin a lo largo de las islas Bashi y llegan al Pacífico. Románticas disgresiones embriagan a Ismael, que sin embargo sabe qué diferentes pensamientos son los que alberga Ahab al llegar por fin a la zona pesquera del Japón, donde seguramente ahora nada la ballena blanca.
Cuenta Ismael como ahora el herrero trabajaba sin descanso en los diferentes trabajos que le requerían los jefes de lancha, arponeros y remeros y narra entonces la triste historia de aquel hombre, que habiendo conocido la felicidad del hogar y la familia, lo había perdido todo y entonces desesperado, pero sin valor para acabar con su propia vida se había embarcado en la caza de la ballena.
Mientras trabaja duramente Perth, el herrero, llega a su lado Ahab y le pide que le forje un arpón indestructible. Para eso le trae una bolsa llena de clavos de herradura, el material más duro y mejor con el que puede trabajar el herrero. Ahab le dice que quiere forjar su propio hierro, lo hace y luego le entrega sus navajas de afeitar para que haga el filo y finalmente le pide a sus arponeros paganos que le regalen algo de su sangre para templar el acero y mientras realiza esta operación declama: "Ego non baptizo te in nomine Patris, sed in nomine diaboli". Se ajusta el hiero a una de las pértigas de repuesto y entonces Ahab regresa a la cabina sombríamente con su nuevo arpón.
El Pequod se cruza con el Soltero, un barco ballenero al que ha sonreído la suerte, la caza de la ballena le ha sido propicia y se encuentra rebosante de aceite hasta los topes. Los marineros se encuentran en cubierta celebrando su regreso a casa, cuando Ahab desde su alcázar le pregunta al capitán si han visto a la ballena blanca. Éste le contesta que no, que sólo ha oído hablar de ella, pero que no cree en su existencia y le invita a subir a bordo para gozar de la fiesta. Ahab sombrío y huraño se burla del capitán y rechazando la invitación se aleja de la algarabía de su celebración.
Pero el encuentro con el Soltero parece traer buena suerte al Pequod que a la mañana siguiente divisa ballenas y cuatro fueron matadas, una por el mismo Ahab, que desde su lancha mira agonizar a la ballena y se admira de tal prodigio.
Una de las ballenas matadas queda tan lejos del barco que una lancha a de quedar junto a ella para que sea llevada al barco hasta la mañana siguiente. Esta lancha es la de Ahab, que queda de guardia con el Parsi toda la noche. Éste le cuenta que ha vuelto a tener el mismo sueño de nuevo, en el que ve que antes de morir Ahab, tres han de ver dos coches fúnebres en el mar, el primero no hecho de manos mortales, el segundo de una madera visible que haya crecido en América y que él, el Parsi irá por delante de Ahab como su piloto. El viejo Parsi vaticina por último que sólo el cáñamo podrá matar a Ahab, éste piensa que habla de la horca y entonces se ríe gritando que en tal caso debe de ser inmortal, tanto en tierra como en el mar.
Ahab utiliza el cuadrante para con la posición del sol, medir la latitud exacta donde se encuentra el Pequod, pero de pronto en un ataque de cólera decide destruir el instrumento pisoteándolo y dice que desde ese momento sólo se guiará por la brújula horizontal del barco. Los marineros atemorizados presencian esta escena hasta que Ahab da las órdenes pertinentes, mientras Starbuck se vuelve a lamentar de la locura de su capitán.
Ahora el Pequod se encuentra en medio de la tormenta más terrible que se da en el cálido mar del Japón: el tifón. En mitad de las maniobras para luchar contra esta terrible tormenta aparece en los tres palos del navío el fuego de San Telmo, iluminándolos con su fuego blanco, como si realmente ardieran. Entonces Ahab empieza un discurso llamando al fuego balnco para que los guíe tras la ballena blanca, pero en ese momento el arpón que mandó hacer el capitán también empieza a refulgir en el mismo fuego de San Telmo. Starbuck se dirige al capitán entonces diciendo que desista, que su viaje y su venganza están malditos y que mande volver a casa, pero Ahab impasible se dirige al arpón y tomándolo en sus manos de un solo soplo apaga el fuego blanco ante el pánico de los marineros. Starbuck insta al capitán, de pie junto al timón, que se arríe la verga de gavia y se izen las anclas que están cediendo en la tormenta, pero Ahab se niega y le ordena que amarre todo para hacer frente al tifón.

121. Medianoche (...) 122.Medianoche, arriba. Truenos y rayos. 123.El mosquete. 124.La aguja. 125.La corredera y el cordel. 126.La boya de salvamento. 127.En cubierta. 128. El "Pequod" encuentra al "Raquel". 129.La cabina. 130.El sombrero.

Stubb y Flask en lo alto de las amuradas del castillo de proa refuerzan las amarras de las anclas allí pendientes mientras hablan con cierta resignación del peligro al que los expone el capitán Ahab.
Unas horas después de medianoche el tifón disminuyó y se pudieron volver a amarrar las nuevas my el viento que sopló era propicio. Starbuck bajó entonces a dar las buenas noticias al capitán, pero antes de entrar en la cabina a la luz de la lámpara ve a Ahab dormido y ve también el mosquete con el que una vez le apuntó. Entonces piensa en matar al capitán para salvar a toda la tripulación de la muerte segura a la que cree que los lleva Ahab. Medita largo rato ante la puerta con el mosquete en la mano y al final desiste, el capitán despierta y Starbuck manda a Stubb para que le anuncie a Ahab las buenas nuevas.
A la mañana siguiente Ahab se da cuenta por la posición del sol de que el barco va hacia el oeste cuando la aguja de la brújula marca este, por lo cual deduce que la tormenta a invertido el magnetismo del aparato. Ante el presagio de las supersticiones de los marineros en cuanto a navegar con las brújulas invertidas, Ahab pide una lanza de punta de acero y a martillazos se construye otra brújula, proclamándose a sí mismo señor de la piedra imán ante el asombro de la tripulación.
Llega por fin el barco a las inmediaciones del ecuador y esa noche la tripulación oye unos gritos lastimeros como de fantasmas. A la mañana siguiente Ahab les explica que al pasar al lado de ciertas islas las focas que han perdido a sus crías o a sus madres posiblemente se acercaron al barco y lo que oyeron fueron sus llantos, que decididamente se asemejan a los de los humanos. Esta explicación sin embargo no tranquilizó a los marineros por las supersticiones que también corrían alrededor de las focas. Pero los presentimientos trágicos iban a encontrar pronta confirmación, pues a la mañana siguiente el primer marinero que subió a la cofa cayó al mar. Pronto se lanzó la boya de salvamento, que se llenó de agua y se hundió junto al marino. Así el primer hombre que subió a otear en la zona propia de la ballena blanca había perecido. La tripulación tomó esto con resignación, como si se tratara simplemente del cumplimiento de un mal hace tiempo presagiado. Se dieron entonces instrucciones para reemplazar la boya de salvamento, pero no encontrándose barril ni otra cosa suficientemente ligera, Quiqueg propuso su ataúd, ante el asombro y desconcierto de Starbuck y el mismo carpintero. Qué se podía esperar de un navío que llevara como boya de salvamento un ataúd.
El Pequod se encuentra con el Raquel, otro navío de Nantucket y se acerca como siempre a preguntar por la ballena blanca. En este caso recibe contestación afirmativa, la vieron ayer e inmediatamente el capitán del Raquel les pregunta si han visto una lancha ballenera a la deriva. El capitán sube al Pequod y ante las preguntas de Ahab, le cuenta su encuentro con la ballena blanca en el que se perdió la lancha, a bordo de la cual iba uno de sus hijos. Le pide a Ahab que le acompañe en su búsqueda de la lancha perdida, incluso le propone rentarle su embarcación y pagarle bien, pero el viejo cegado por la venganza y diciéndole que lleva prisa abandona al Raquel en su triste búsqueda.
Pasan cuatro días con los vigías siempre atentos por orden del capitán a la aparición de Moby Dick, cuatro días en los que Fedallah y Ahab parecen no dormir en su constante vigilancia. Sin embargo pasado este tiempo y como si desconfiara de la atención de sus vigías, Ahab manda ser él mismo izado al palo mayor. Allí uno de esos halcones marinos que rondan los barcos empieza a hacer círculos en torno a la cabeza de Ahab, que no le hace caso. Pero de pronto el pájaro le arrebata el sombrero, ante las advertencias de otro de los vigías, y llevándoselo por los aires lo deja caer al mar.

131. El "Pequod" encuentra al "Deleite". 132.La sinfonía. 133.La caza. Primer día. 134.La caza. Segundo día. 135.La caza. Tercer día. Epílogo.

El Pequod se cruza con el Deleite, sobre el que se pueden apreciar las lanchas balleneras destrozadas. De nuevo Ahab lanza su pregunta y si le han dado muerte. El capitán del Deleite dice que todavía no se a forjado el hierro que pueda dar muerte a Moby Dick, mientras sus hombres amortajan a cinco marineros que murieron persiguiendo a la ballena blanca. Ahab muestra entonces su arpón y afirma su intención de que éste será el que mate a la ballena. El Pequod sigue su camino mientras el Deleite lanza al mar a sus muertos.
Hablan en cubierta en un claro día Starbuck y Ahab de los dolores del alma del viejo capitán, recuerdan a sus esposas e hijos y Starbuck trata de convencer a Ahab de que abandone tan desquiciada empresa y que regresen todos a Nantucket ahora que todavía es tiempo.
Esa noche el viejo Ahab olfatea el aire y anuncia que debe haber alguna ballena cerca, por lo que cambia un poco el rumbo del barco para perseguir el peculiar olor del cachalote. A la mañana siguiente los vigías son llamados inmediatamente a las cofas. Ahab les pregunta si ven algo y ante su negativa se hace izar él mismo y a los pocos minutos de ser izado divisa anunciándolo con un grito el chorro de la ballena blanca, Moby Dick. Así el doblón de oro pertenece al capitán, que inmediatamente ordena que lo bajen y que las lanchas sean preparadas. Todas son arriadas menos la de Starbuck, que queda a bordo por orden de Ahab. Por fin tras una breve pero intensa persecución las lanchas se encuentran cerca de Moby Dick, de forma que pueden ver claramente su seductora joroba blanca. De pronto la ballena agita en el aire su cola y se sumerge en el mar. De pronto Tashego se fija en que los pájaros que siempre acompañan a la ballena se acercan a la lancha de Ahab. Éste mira al fondo pero no ve nada, sin embargo al instante divisa un punto blanco que se acerca desde las profundidades, es la cabeza con la mandíbula abierta de Moby Dick. Ahab ordena un giro para huir de la horrible embestida pero la ballena realiza otro movimiento y entonces al salir a flote se mete la proa en la boca. Ahab trata de soltar la lancha de los dientes de la ballena, pero ésta con un chasquido parte la embarcación en dos. Moby Dick queda nadando entre la tripulación naufragada impidiendo que las demás lanchas puedan venir en su ayuda. Toda esta maniobra se había visto desde el barco que en consecuencia se acercaba al lugar de los hechos. Ahab manda entonces que lancen el barco contra la ballena para espantarla y así los hombres en el agua pueden ser salvados. Mientras tanto Moby Dick se aleja de nuevo con renovadas energías y entonces los balleneros deciden subir de nuevo al Pequod para seguir así su persecución. La ballena vuelve a sumergirse y Ahab promete ahora que aquel que la divise en el día de su muerte se llevará su doblón de oro.
A la mañana siguiente siguen la búsqueda de la ballena y pronto se anuncia que algo sopla a lo lejos. Rápidamente se lanzan tras la señal, pero al no divisarla de nuevo, Ahab se da cuenta que lo que han visto no ha sido el chorro de la ballena y en ese momento como si quisiera reafirmar las sospechas del capitán, Moby Dick sale a la vista, saltando por encima de las olas como si estuviera desafiando a sus perseguidores. De nuevo Ahab manda bajar las lanchas pero ahora la ballena se dirige directamente hacia ellas. Ahab manda que la ataquen así proa con proa, es decir de frente. En el momento en que la ballena los alcanza eleva su cabeza abriendo las mandíbulas y moviendo la cola en todas direcciones, como si así quisiera causar el mayor destrozo posible. Las lanchas consiguen maniobrar para escapar a su envite y lanzan sus arpones enredando todas las estachas. Ahab jala su estacha haciendo salir a flote un montón de arpones y lanzas enredados a ellas y entonces debe cortar la estacha que le une a Moby Dick. Quedan así solamente las lanchas de Stubb y Flask prendidas a la ballena, que las acerca hacia su cola y las golpea juntas como si se trataran de cáscaras de naranja. Entonces la lancha de Ahab se acerca para rescatar a los marineros en el agua, pero en ese momento la ballena lanza su ancha frente contra el bote de Ahab mandándolo por los aires y haciéndola caer en el mar con la quilla hacia arriba. Otra vez el Pequod que se encontraba cerca y había sido testigo de la batalla fue en socorro de los hombres al agua. Cuando todos subieron a bordo se dieron cuenta que la pierna de Ahab había sido arrancada de nuevo y que el Parsi había desaparecido. Stubb anunció que le había parecido verlo enredado en una estacha y arrastrado abajo por la ballena. Ahab maldice la pérdida del Parsi, pero vuelve a anunciar su deseo de perseguir a la ballena hasta la muerte. Starbuck vuelve a recriminarlo, pero Ahab sin hacerle caso ordena los preparativos necesarios de las lanchas de repuesto para continuar la caza al día siguiente.
Llega el tercer día y en la tarde Ahab, al no haber avistado los vigías a la ballena, se da cuenta de que lo más probable es que en la noche la hayan adelantado y entonces hace virar el barco para salir a su encuentro. De nuevo es avistada la ballena y bajadas las lanchas, no sin que Starbuck quiera hacer desistir a su capitán por última vez. La ballena vuelve a sumergirse y cuando sale a flote vuelve a desfondar dos de las lanchas dejando la de Ahab intacta. Pero un espectáculo horrible llama la atención de todos, atado con cuerdas al lomo del leviatán, el parsi parece mirar directamente a Ahab, que recuerda la profecía del primer coche fúnebre. Manda el capitán volver a sus hombres al Pequod para arreglar las lanchas mientras él continúa la persecución. Ahab consigue arponear a la ballena, pero ésta herida vuelca la lancha de Ahab, lanzando fuera a los remeros. Consiguen volver a bordo y cuando Ahab manda jalar la estacha, ésta se rompe. Moby Dick se da entonces la vuelta para defenderse de la lancha, pero entonces al ver la masa negra del Pequod se lanza contra él furiosamente. Todos a bordo ven acercarse al leviatán e inmediatamente dejan sus tareas de reparación, quedan atemorizados cuando sienten la frente blanca golpear la proa del barco a estribor e inmediatamente oyen entrar por la brecha el agua. Desde la lancha Ahab recuerda la profecía del segundo coche fúnebre, cuya madera sólo podía ser americana. Vuelve Ahab a arponear a la ballena y al intentar desenredar la estacha, ésta le dio una vuelta al cuello y así salió disparado de la lancha ante el asombro de remeros. Éstos se preguntaban donde se encontraba el barco, que de pronto apareció para envolver en el remolino de su hundimiento a los de la lancha y hasta la última astilla que quedara del Pequod.
Cuenta finalmente Ismael como él pudo sobrevivir a la tragedia, pues siendo uno de los remeros de la lancha de Ahab, sustituyendo de hecho al Parsi muerto, en uno de los embistes de la ballena cayó lejos del torbellino del hundimiento del Pequod y entonces de ese mismo torbellino surgió por su flotabilidad el ataúd de Quiqueg, al que se aferró durante todo un día y una noche, acechado por los tiburones, hasta que fue recogido por el Raquel, que retrocedía en busca de sus hijos perdidos y que se encontró un huérfano.

PERSONAJES Moby Dick: La ballena blanca que da título al libro y cuya estela blanca recorre todo el libro, aunque realmente solo aparezca en las últimas páginas. Es la reencarnación del Mal y de la locura del capitán Ahab.
Ismael: Es el narrador de toda la historia, por ser además el único superviviente del trágico destino del Pequod.
Capitán Ahab: Es junto con Moby Dick el gran protagonista de la novela y su antagonista humano. Herido por la ballena en un anterior encuentro, en el que pierde su pierna, jura vengarse y perseguirla por todo el globo hasta matarla. Esta búsqueda de venganza lo obsesiona de tal modo que no duda en sacrificar a toda su tripulación para alcanzar su objetivo.
Quiqueg: Caníbal pagano que conoce Ismael en extrañas condiciones antes de embarcarse. Gran amigo de Ismael y primer arponero del Pequod.
Tasthego y Daggoo: Un indio y un africano son los encargados del arpón en las otras dos lanchas del Pequod.
Starbuck: Primer oficial del Pequod. Hombre sensato que trata de convencer en todo momento a Ahab de que abandone su absurda y suicida empresa, pero al mismo tiempo tan leal que acaba acompañándolo a la muerte.
Stubb y Flask: Los dos otros oficiales al mando de las lanchas balleneras del barco.
Fedallah: Oriental Parsi de aspecto sombrío y misterioso, que de forma extraoficial parece lugarteniente de Ahab en su único propósito de acabar con la ballena blanca.

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